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Entrevista:JUAN CARLOS ALADRO | Fiscal jefe de Pontevedra

"El urbanismo necesita leyes menos complejas y más estrictas"

Después de 2012, puede que digan de él que lo hizo mal, pero está convencido de que no habrá nadie que diga que no lo hizo. Juan Carlos Aladro (León, 1959) lleva apenas un año en la jefatura de Pontevedra, con medio centenar de efectivos a su cargo, y espera terminar su mandato dejando una fiscalía eficaz, moderna e informatizada plenamente.

Pregunta. ¿Qué balance hace de su gestión, un año después de acceder al cargo?

Respuesta. Hemos logrado menos de un quinto de lo que pretendemos para tener una fiscalía organizada, territorialmente, bajo el principio de la especialización y concentración en tres zonas, como máximo. De tal forma que ante delitos muy complejos, podamos dar respuesta casi inmediata e, incluso con cierta flexibilidad, hacer que se refuerce cualquier sector con otros fiscales, pero siempre especialistas en la materia. En la recién creada fiscalía de Área de Vigo, que representa el 60% del territorio, vamos a incrementar la plantilla de inmediato, pero sin aumentar las plazas. Se trata de acortar los tiempos de respuesta, pero sin reducir garantías.

"Pontevedra es un lugar paradisíaco para lo bueno y para lo malo"
"Pese a la crisis, siguen aumentando las denuncias urbanísticas"
"Hay un repunte del narcotráfico, más especialización y más tecnología"
"Debemos reducir el mastodonte de la justicia y suprimir partidos judiciales"

P. ¿Qué fiscalía quiere para 2012?

R. Eficaz, transparente y abierta a los ciudadanos; totalmente informatizada. Con nueve secciones especializadas en los delitos de mayor incidencia, pretendemos estudiar caso por caso, hacer un análisis clínico a través del trabajo en equipo, convocando periódicamente las juntas de coordinación locales y provinciales para ganar en eficacia y evitar que los fiscales se sientan solos ante cuestiones jurídicamente muy complejas.

P. ¿Se siente solo el fiscal?

R. Claro, por eso quiero poner el máximo esfuerzo para que se funcione en equipo. Aquí el único que tiene la obligación de estar solo es el jefe, por eso este cargo tiene que ser absolutamente transitorio y volver a ser de un fiscal de a pie. Asumir el reto de gobernar una fiscalía supone querer cambiar muchas cosas, con la ayuda de mis compañeros, porque estamos ante una inercia institucional, y tal vez no pueda cumplir ni un 10% de mis propósitos. Tengo idea de cómo funciona esta casa y sé lo que quiero: hacer efectivo nuestro nuevo Estatuto de 2007.

P. ¿Cuál es el perfil delictivo de esta provincia?

R. Es un lugar paradisíaco para lo bueno y para lo malo, una provincia con grandes conflictos y delitos de gran complejidad. En esta fiscalía soportamos mayor presión. Delitos económicos, tráfico de drogas, ordenación del territorio, violencia de género y delitos informáticos son algunos de los que exigen una mayor especialización. Y aunque de menor intensidad, pero también complejos, están la siniestralidad laboral, vial y los procedimientos civiles de incapacidad. Una sección, esta última, que se va a potenciar con mayores controles sobre las demandas que se tramitan. En las cuestiones de índole social también existe una cierta inercia y hay que despertar. Tengo la enorme suerte de contar con extraordinarios colaboradores.

P. ¿Los delitos urbanísticos pierden fuelle con la crisis?

R. La crisis incidirá, pero la estadística está ahí, creciendo. Somos la provincia que registra mayor incidencia por la presión del urbanismo en la costa y por un exceso de normas de ámbito local, autonómico y estatal que genera un efecto contrario de anomia, un río revuelto que lleva a la ganancia de pescadores. Habría que reducir la presión normativa y hacer leyes menos complejas y más estrictas. El bien jurídico protegido es difuso y por eso la gente no entiende muy bien en qué consiste el ilícito. Cuando a uno le roban, sale inmediatamente en defensa de su patrimonio, pero cuando se produce un robo general, a la sociedad le cuesta más salir. Son delitos que requieren investigaciones tremendamente laboriosas y sus juicios, también. Esos casos precisan una excesiva calidad técnica y en ocasiones no tienen la respuesta judicial esperada.

P. ¿Entones los jueces no están a la altura en estos casos?

R. Pese a la indudable calidad y dedicación de los jueces, es muy dificultoso para un juez penal empezar por la mañana de un día cualquiera con un caso de alcoholemia, seguir con uno de tráfico de drogas a pequeña escala, otro de daños y al mismo tiempo uno urbanístico. Ni siquiera una cabeza muy bien organizada y precisa -y no dudo que nuestros jueces la tienen- puede responder a este requerimiento jurídico cada mañana y enfrentarse a las propuestas de un fiscal muy especializado. Por eso algunos jueces deben tener atribuciones específicas.

P. ¿Llegan muchas denuncias urbanísticas a la fiscalía?

R. En 2007 se recibieron cerca de 200. Una mínima parte son anónimas y muchas fueron archivadas. Ahora ya se nota que se aproximan las elecciones y aún se notará más. La fiscalía es utilizada como arma arrojadiza, sin que podamos hacer otra cosa que investigar cada caso, porque es nuestra obligación. Pero no lo es someternos al juego de quien pretende utilizarnos. Por eso hemos aumentado al máximo la discreción, para evitar la manipulación mediática, que además reduce la eficacia.

P. ¿Cómo es el delincuente del ladrillo?

R. Hay dos tipos: uno de mayor intensidad, que busca su beneficio económico a cualquier precio, aun a riesgo de destrozar la sociedad y el desarrollo sostenible del territorio. Y otro que sólo pretende perpetuarse políticamente, hacer crecer su ámbito de poder, saltándose la ley.

P. ¿Y quién denuncia?

R. Ciudadanos en general, pero en ocasiones, sorprendentemente, es un profesional, con conocimientos jurídicos y urbanísticos que requieren una alta especialización de los fiscales.

P. ¿Hay un grupo terrorista atentando contra intereses urbanísticos?

R. No creo, no hemos encontrado conexiones en el Morrazo, no hay pruebas de la autoría, ni tampoco en Nigrán, aunque son casos de terrorismo que terminarán en la Audiencia Nacional porque corresponden a este órgano. Nosotros sólo podemos colaborar con el órgano encargado de la investigación.

P. ¿Cree que estamos ante un repunte del narcotráfico?

R. Un repunte y una mayor especialización, mejores tecnologías y medios para burlar la acción policial, cada vez más intensa y eficaz. Pero los fiscales están trabajando a piñón fijo y podemos estar cada vez más tranquilos porque la calidad de los profesionales y la colaboración entre ellos es absoluta. La policía está parando gran parte de lo que se pretende meter. No todo, evidentemente.

P. ¿Para cuándo el cuarto juzgado de Vilagarcía?

R. No es en absoluto necesario. Entiendo que el ciudadano quiera este juzgado, pero hay que hacerle entender lo que cuesta y que lo paga él, que su problema se puede resolver con los que ya existen, acortando el tiempo de respuesta y ganando en eficacia. Nuestro mastodonte judicial es muy pesado y complicado, y hay que reducirlo y hacerlo más rápido. ¿Por qué no juntar todos los juzgados y hacer una Ciudad de la Justicia en el Salnés? A lo mejor nos interesa tener más jueces con menos juzgados. El futuro pasa por redistribuir nuestros efectivos, incluso, por suprimir partidos judiciales. No es normal que desde Tui a Vigo tengamos que pasar por tres partidos, limitados por la acera en una calle, como ocurre entre Redondela y Vigo.

P. ¿Qué opina de los fiscales y jueces sustitutos?

R. Me parece tremendo el actual sistema, pese a que muchos de ellos resultan ser profesionales de primer nivel. Que sin pasar ningún tamiz inicien su trabajo, me parece un error. Tendrían que superar cursos previos de aprendizaje, una especie de pasantía profesional.

Juan Carlos Aladro, en su despacho de la Fiscalía de Pontevedra.
Juan Carlos Aladro, en su despacho de la Fiscalía de Pontevedra.MARILUZ MIRANDA

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