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Pasqual Maragall confirma que Zapatero y Montilla le forzaron a dejar la política

El ex presidente sostiene que el líder del PSOE "defraudó" a los catalanes

La figura de Pasqual Maragall ha protagonizado ya tres libros desde que abandonara el poder hace dos años. Ahora le toca al ex presidente de la Generalitat de Cataluña explicar su versión sobre cómo el alcalde olímpico convertido en padre del nuevo Estatuto no consigue superar los tres años al frente del Gobierno catalán. En sus memorias, Oda inacabada (RBA) repasa desde sus primeros encontronazos con Jordi Pujol en su época de boy scouts hasta el momento en que decide hacer público que sufre Alzhéimer, "aquel doctor alemán...".

Empleando un tono conciliador, Pasqual Maragall habla claro sobre sus rivales pero rehúye los detalles más crudos de sus desencuentros con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero o su sucesor en la Generalitat de Cataluña, José Montilla. Con todo, deja claro que si abandonó la política fue forzado por Zapatero y Montilla, tras meses de soledad política. EL PAÍS adelanta parte del contenido de las memorias, prologadas por Gabriel García Márquez, que se publican esta semana.

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- Relación con Zapatero. "Desde la aprobación del Estatuto por el Parlament, de nada sirvieron los diferentes encuentros con Zapatero. Descubrí un presidente enrocado en la defensa de las prioridades del partido en materia identitaria española y extraordinariamente preocupado por las perspectivas electorales (...). Le preocupaba el estado de excitación anticatalana existente en toda España (...) en cambio su ánimo mejoraba cuando se explayaba respecto a las perspectivas del proceso de paz en Euskadi o por el buen estado de la economía (...). La cuestión catalana le incomodaba, y no lo disimulaba. (...) Quedaban muy lejos los días de nuestros primeros encuentros, cuando él era un joven y desconocido aspirante a dirigir el PSOE".

- Zapatero le pide que se retire. "¿Todo habría ido mejor si hubiera aceptado la sugerencia que me hizo el presidente Zapatero en septiembre de 2005 en el sentido de anunciar mi retirada como supuesto precio político para obtener el apoyo de CiU al proyecto de nuevo Estatuto? Seguramente no habría ido mejor".

- El PSOE modifica el Estatuto. "Zapatero cambió de opinión (...). No fue a mí a quien defraudó, sino a todos los catalanes que creyeron en su promesa de que se respetaría lo que Cataluña decidiera (...). Esta decepción ha dejado marca en el estado de ánimo de los catalanes y me temo que lo expresarán en forma de desafección hacia España".

- Relación con Montilla. "No tengo conciencia de qué momento fue el de no retorno en nuestras relaciones políticas; al menos por mi parte. Le he visto con simpatía crecer políticamente desde sus inicios en el Ayuntamiento de Cornellà. (...) Es cierto que no hemos compartido todas las posiciones políticas. Tampoco creo que eso sea imprescindible. Pero me sorprendió la radicalidad de su distanciamiento: y, sin embargo, le aprecio y valoro su recorrido personal y político".

- El relevo. "A Montilla le costó mucho decir personalmente que tenía interés por ser candidato a la presidencia de la Generalitat. Tuve que ser yo quien se lo preguntara directamente. Le llamé una noche desde casa, horas antes de tomar mi decisión definitiva. Me dijo que sí, que era cierto que le hacía ilusión presentarse. Le dije que adelante. Si yo tenía alguna duda, la perspectiva de un enfrentamiento abierto en el seno del partido me acabó de convencer, suponiendo que no estuviera ya completamente convencido".

- Salida del PSC. "Fue dolorosa y creo que comprensible, considerando la traumática relación mantenida con los dirigentes más destacados en los últimos meses de mi presidencia. Me supo mal para los miles de compañeros que durante décadas han confiado en mí, pero creo que por dignidad personal y por espeto a mis principios, no podía hacer otra cosa. En ocasiones, mostrar sólo el desagrado por cómo van las cosas no basta".

"Esperé, eso sí, la coyuntura menos negativa para el partido. (...) No quería perjudicar a la formación que contribuí a fundar y me abstuve de manifestar algunas de mis opiniones hasta después de las elecciones. Apoyé en todo momento la candidatura de Montilla. Y viví su victoria como la realización del sueño de cualquier nación potente: ser de sus hijos, no sólo de sus padres".

Pasqual Maragall, en el Palau de la Generalitat en 2006.
Pasqual Maragall, en el Palau de la Generalitat en 2006.CARLES RIBAS

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