La denuncia de su ex mujer permite juzgar 15 años después al asesino de un temporero
La muerte violenta de un temporero hace 15 años en una finca de Soses (Segrià) estuvo a punto de quedar impune. Parecía el crimen perfecto hasta que hace un año Mercedes V. L. desveló que el responsable de aquella muerte era su ex marido, José María Gallardo Sánchez, entonces recluido en la prisión de Almería por otras causas. Si hubiera tardado cinco años más en denunciarle, el delito habría prescrito.
El juicio por este caso se celebró ayer en la Audiencia de Lleida. El ministerio fiscal, que solicita 20 años de prisión por un delito de asesinato con alevosía, considera acreditado por las declaraciones de los testigos y por las pruebas periciales que Gallardo, de 50 años y natural de El Ejido (Almería), es la persona que entre el 22 y el 26 de agosto de 1993 mató a cuchilladas a Francisco Rodríguez Espada, un hombre de Badajoz que trabajaba recogiendo fruta en Soses como temporero.
Según la fiscal, la noche de autos Gallardo conducía su coche acompañado de su esposa cuando se encontró con la víctima, que hacía autoestop en la N-II en dirección a Lleida, y le invitó a subir. Al poco tiempo, el acusado dio la vuelta, condujo en dirección a Fraga y se adentró en un camino vecinal con la excusa de enseñarle una masía de su propiedad. Cuando ambos se apearon del vehículo, el acusado se colocó unos guantes de goma, sacó un gran cuchillo y, sin mediar palabra, se lo clavó nueve veces en el pecho, el estómago y el brazo. Después empujó el cuerpo a una acequia cubierta de zarzales y abandonó el lugar, mientras su víctima fallecía por la hemorragia.
El acusado, que ayer fue expulsado temporalmente de la sala por desacato al tribunal, negó los hechos y atribuyó a una venganza la denuncia de su ex mujer. Protegida tras una mampara, ella declaró que vio a Gallardo acuchillar varias veces al temporero y que después la amenazó de muerte si lo contaba. "Ese día me dijo que tenía ganas de matar a alguien para saber qué se sentía", dijo. También justificó la tardanza en denunciarlo por el miedo que le tenía, ya que la había maltratado durante años. Cinco meses después de la noche de autos, Gallardo mató de 16 hachazos a un temporero marroquí en la vecina localidad de Fraga, por lo que fue condenado a ocho años de prisión, de los que sólo cumplió tres.
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