Violencia de género y denuncias falsas
Sobre la carta publicada el 16 de noviembre acerca de la injusticia que supone que un hombre salga absuelto tras la falsa denuncia de su pareja o ex pareja por violencia de género, me gustaría aclarar algunos aspectos que llevan a malentendidos. En primer lugar, sería interesante pararse a pensar en los cientos de personas que día tras días salen absueltas de juicios o de causas pendientes a pesar de haber sido falsamente denunciadas. Sin embargo, cuando esto se produce, no se considera noticia. Ni es noticia, ni tiene que serlo, porque para eso existe la justicia en un Estado de derecho, para permitir que la persona falsamente acusada pueda denunciar e iniciar los trámites para que un nuevo juicio le permita reparar el daño realizado.
En segundo lugar, me llama la atención la proliferación que últimamente existe frente a los avances que cada día conseguimos en la lucha contra la violencia a las mujeres, de grupos de personas altamente enfadadas porque parece que la justicia no se comporta con ellos como antes lo había hecho. Lanzamos el tan dañino "bulo" de las denuncias falsas y lo aupamos a la altura, casi, de verdad absoluta, mientras la realidad es que su número es tan irrisorio que ni merecen ser nombradas, como no lo son las miles de que se dan en el sector de los seguros.
Y, tercero, recordar que 80.000 maltratadores han sido condenados por violencia de género, según datos de este mismo periódico. Una cifra alarmante que sin embargo se enfrenta a esa tendencia tan machista que recorre nuestra sociedad, la de dudar de que realmente las mujeres maltratadas lo estén siendo. Cuestionarlo es también dudar de los jueces que dictan las sentencias, de los equipos psicosociales de los juzgados que realizan el peritaje para dar peso al testimonio de las mujeres y del personal médico que realiza el parte de lesiones. Y a mí, la verdad, todo eso me sigue oliendo a machismo podrido, el que permite que, desde enero a noviembre, 60 mujeres hayan sido asesinadas por violencia de género en España.
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