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Reportaje:

Los coruñeses de toda la vida

Una muestra recrea las costumbres y el rostro de los pobladores romanos

Los coruñeses actuales podrán ver las caras de (algunos) convecinos que vivieron hace 1.600 años en lo que entonces era la villa romana de Brigantium. La exposición Rostros. Brigantium, la segunda de las principales muestran organizadas este año en A Coruña para celebrar su octavo centenario como ciudad, que ayer por la tarde inauguró el alcalde Javier Losada en el Mirador de San Pedro, está planteada como un homenaje a todos aquellos que vivieron a lo largo de la historia en lo que hoy es el término municipal. Pero constituye también un alarde científico.

Los "coruñeses de toda la vida" eran en realidad tres mujeres de entre los siglos IV y V de nuestra era y que vivían en plena calle Real, o al menos allí se encontraron sus esqueletos. Dos, en 1949 por el arqueólogo José María Luengo al principio de la calle. El tercero, en 2004, en el número 34, fue descubierto por Víctor Tomás Botella. Eran una joven de entre 18 y 20 años, otra de 20-25 y una adulta de 35, las tres probablemente de origen mediterráneo. Los esqueletos estaban expuestos en las vitrinas del Museo Arqueológico de San Antón, con los números de registro MAC 4414, MAC 110 y MAC 108, hasta que, al abrigo del 800º aniversario de la ciudad, se decidió reconstruir el aspecto que tuvieron en vida.

Para ello se contó con un procedimiento que les resultará familiar a los seguidores de la serie de televisión Bones, en la que una artista-científica recrea virtualmente el rostro de cualquier calavera que le proporcionen. Un cráneo en perfecto estado, mandíbula incluida, permite una aproximación facial, una reconstrucción más o menos exacta de la carne que lo recubrió. El estudio antropológico y forense de estos esqueletos fue realizado por el médico Fernando Serrulla Rech, de la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia, en el Hospital de Verín.

Gracias a unas tomografías (representación gráfica de una sección corporal) realizadas en el TAC del hospital público de Ourense, se crearon en Madrid unas reproducciones de los cráneos en polirresina, sobre las que trabajaron el doctor Serrulla y la artista María Gómez. El médico señaló los 52 puntos que sirven de referentes de las partes blandas del cráneo, el grosor de cada uno, y después se indicaron las líneas de posición de ojos, nariz y boca. La artista hizo primero un boceto y más tarde, completó con arcilla y pasta de modelar las caras, que finalmente fueron pintadas y dotadas de los aditamentos habituales en un ser humano, de los ojos al pelo.

Sobre estas reconstrucciones se ha montado la exposición, que consta de cuatro secciones. La primera, Facies, y la segunda Ossa, están dedicadas respectivamente al método de aproximación facial descrito y a los resultados de los análisis antropológicos de los esqueletos, detallando hasta las lesiones y enfermedades que padecieron.

La tercera se subdivide en Funus, un espacio informativo sobre las costumbres y rituales funerarios de aquella época del imperio romano, y en Necrópolis, en la que se detallan las áreas de enterramiento de Brigantium que se corresponden con la actual A Coruña.

Finalmente, en Sepulcrum se podrán ver, entre otras piezas arqueológicas, tumbas, placas y estelas funerarias (en particular una que un exactor fortunatus, un funcionario recaudador de impuestos, dedicó a sus esclavos). Aunque la atracción de esta cuarta sección la constituirán sin duda los tres esqueletos y los bustos con la aproximación facial de aquellas tres pre-coruñesas.

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