Obama y el dólar
El mercado de divisas ha respondido sin grandes movimientos a la elección de Barak Obama como presidente de Estados Unidos. La fuerte apreciación del dólar desde el mes de agosto se ha moderado en las últimas semanas y el resultado de las elecciones no ha introducido cambios en una tendencia de fortalecimiento que parece clara desde el punto de vista de la valoración y de la posición relativa de la economía de Estados Unidos a futuro.
El programa del nuevo presidente estadounidense contempla, entre otros, una serie de medidas encaminadas a extender el sistema de protección social en Estados Unidos, así como nuevos estímulos fiscales dirigidos a amortiguar el impacto de la persistente destrucción de empleo y a incentivar la inversión. Todos estos factores, unidos a la desaceleración de los ingresos, provocarán un importante crecimiento del déficit público, y por tanto de las emisiones de deuda.
Pero por encima de todos los elementos a tener en cuenta para responder al posible impacto que tengan estas iniciativas en el dólar aparece la sombra de la crisis financiera. La capacidad del nuevo gabinete para generar confianza en los mercados será vital para determinar el atractivo de los activos en dólares a medio plazo, y por lo tanto mantener la fortaleza de la divisa.
El mercado puede percibir que nuevos programas de estímulo fiscal contribuirán a que la economía de Estados Unidos sea la primera en recuperar tasas de crecimiento más dinámicas en el medio plazo, y éste será uno de los factores que podría apoyar al dólar durante los próximos meses. A ello ayudará, sin duda, la elevada capacidad de actuación institucional de la que dispondrá el nuevo presidente, gracias al dominio del mismo partido, el demócrata, en las dos cámaras de representación.
Con ello, y asumiendo que la economía europea no atraviesa su mejor momento -ni en términos de ciclo ni en coordinación de políticas-, el dólar gana enteros para mantenerse fuerte en su cruce frente al euro.
Este conjunto de elementos favorables al dólar debe sin embargo ser matizado por un entorno internacional que se presenta desafiante. Las relaciones con China serán clave para determinar el ascendiente de los activos estadounidenses entre otras economías emergentes y por lo tanto la capacidad de financiación de una posición exterior que no debemos olvidar sigue siendo muy deficitaria. Con esta dependencia de fondo, es difícil pensar en una deriva proteccionista del nuevo Gobierno, aunque es un aspecto que no se puede descartar.
Pero incluso si concluyéramos que la combinación de factores debería provocar una apreciación del dólar a lo largo de la legislatura, nos encontramos ante un entorno de incertidumbre. La confluencia de numerosos factores, que afectan en distinto grado y forma a la evolución de los tipos de cambio, provocará que la volatilidad en los mercados de divisas -y no sólo del cruce dólar/euro- siga siendo muy elevada, tal y como ha sucedido en las últimas semanas.
Alfonso García Mora y Pablo Guijarro son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Grupo Afi)
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