Las meteduras de pata de Berlusconi
Soy estadounidense. Aquí en España me suelen identificar como anglosajón, aunque nunca entendía por qué, dado que mis antepasados son de descendencia sueca por un lado y siciliana por el otro. Soy nieto de inmigrantes y fruto de una mezcla de culturas, como mi nuevo presidente, el primer presidente de Estados Unidos con quien me identifico plenamente en este sentido.
En los años cincuenta, cuando mi madre pasaba por el viejo sur con su familia para disfrutar de unas vacaciones en la playa lejos de su casa en Chicago, pararon en un restaurante de la carretera para comer y descansar. Los dueños del local denegaron la entrada a mi abuela italiana por ser demasiado negra, o, en las desafortunadas palabras de Silvio Berlusconi, "bronceada".
Señor Berlusconi, me han dolido profundamente sus palabras. Ha mostrado usted poco respeto para mi presidente y para la historia, tradiciones y lucha de mi país y mis compatriotas. No ha sido en absoluto un "piropo", como dice usted. Ha sido una descomunal metedura de pata y un profundo insulto. Por favor, haga lo correcto y discúlpese.
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