"Necesitamos la música para todo.... para el día y para la noche"
Peret y Mastretta conversan en Sevilla sobre rumba, amistad y biorritmos
El rey de la rumba. Alguien que ha triunfado y que ha perdido. Que ha caído y se ha levantado. Todo eso es Peret. Y por eso mismo mira la vida de otra manera. Es capaz incluso de recibir con sorna las malas noticias sobre sus problemas de salud -tiene un enfisema pulmonar que le apartó de los escenarios varios años-. Y es más capaz aún de seducir con 73 años a varias generaciones, incluida, sorpresa, a la última. Ha perdido la cuenta de los discos que ha grabado, pero no la ilusión. Y, no lo olvidemos, escribió Borriquito como tú, una de las canciones españolas más difundidas de todos los tiempos.
En Sevilla fue uno de los elegidos por la plataforma Sounds from Spain para representar a España en la Feria Internacional de Músicas del Mundo, Womex 2008, en un escenario que compartió con el pianista flamenco Dorantes, el cantaor Arcángel y el compositor Nacho Mastretta (Barcelona, 1964). Un verdadero explorador de la música que acaba de romper con ¡Vivan los músicos! ocho años de silencio discográfico. Mastretta conversó en el Casino de la Exposición de la ciudad tres horas antes del concierto con su admirado Peret. El encuentro no fue casual. La música de Mastretta -autor además de su propia música de bandas sonoras como Asfalto o Torremolinos 73- siempre ha estado atravesada por cierta pulsión ibérica tan querida por Peret. La charla empezó por el principio. Por el día en que se conocieron.
Mastretta: "Me atrae la rumba porque siempre va contracorriente"
Peret: "He perdido la cuenta de mis discos, y además no los conservo todos"
Mastretta: "Yo toco mejor con los demás porque surgen emociones"
Peret. Fue grabando un tema para Rey de la rumba [el disco homenaje a Peret que salió en 2000 y en el que participaron 15 artistas]. Quedamos en Madrid, en el casco antiguo, y fuimos a una casa de esas antiguas con una escalera con peldaños con los bordes de madera. Era una casa normal, allí no había ningún estudio y mi manager se enfadó mucho; pero yo le dije que estaba bien, que grabaríamos allí a la manera de Mastretta, sentados en el sofá con un pequeño equipo delante, sin insonorización, ni nada.
Mastretta. Yo siempre grabo así mis cosas, en casa y con lo mínimo. El disco suena como si fuera directo, sin las cabriolas que puedes hacer en un estudio que le restan frescura.
P. Grabamos Es preferible reír que llorar y, de verdad, de los 15 de temas del disco, ninguno quedó tan bien como ése. Para ese disco homenaje habíamos grabado en grandes estudios, incluso en París con una orquesta de 18 músicos; pero la calidad de lo que hicimos juntos fue muy buena, no tenía nada que envidiarle a los demás.
M. A mí siempre me ha atraído la rumba porque es una música que va a contracorriente. Representa la alegría, pero también es una reflexión sobre nuestra sociedad y ésa es la dirección que deberíamos tomar los que estamos haciendo música popular.
EL PAÍS. Todo esto no suena sólo a una reflexión casual. En ¡Vivan los músicos!, álbum instrumental de temas populares del siglo XX, el discurso está construido con músicos argentinos, italianos, ingleses o españoles. Como un gran canto a la multiculturalidad. En cambio, el último álbum de Peret, Que levante el dedo, se puede leer como una crónica social, un tratado de rumba catalana que describe las caras de las mujeres de la calle...
P. ¡Es que la rumba es crítica social! Cuando componemos una canción, lo hacemos pensando que llegará a mucha gente. Cuando queremos protestar o hablar de algo, parece que es más sencillo hacerlo con música.
M. La propia música está organizada como si fuese una sociedad. Tiene de todo: discriminación, colaboración, autocrítica, sentido del humor o subordinación, como cuando tienes que servir sólo de acompañamiento para que otro se luzca. La música es la esencia de las emociones, la necesitamos para todo.
P. Necesitamos música para dormir, para comer, para cualquier momento del día o de la noche. Hay rumbas que son para bailar, pero otras son únicamente para escuchar; mientras que otras te hacen reflexionar.
M. Sí, pero especialmente la música es para compartir. Yo cuando toco con los demás lo hago mejor, porque surgen nuevas emociones que me inspiran.
P. Es gracioso eso que dices, porque algunas veces un compañero me ha oído y me ha dicho "qué bonito tema has escrito" y, en realidad, era algo que le oí a esa persona lo que me había inspirado el tema.
M. ¿Qué haces después de Sevilla?
P. Me voy a Barcelona a grabar un disco nuevo.
M. ¿Cuántos tienes ya?
P. No lo sé. He perdido la cuenta porque he hecho muchas colaboraciones y además no conservo todos los discos.
M. A mí me pasa lo mismo y eso que yo no tengo tantos como tú. Cuando empezaba siempre pensé que guardaría todos mis discos en una vitrina, pero la verdad es que me faltan algunos y eso que los he comprado muchas veces. Cuando viene a casa un amigo que no tiene alguno, se lo regalo.
P. La verdad es que cuando llevas 51 años haciendo música, esas cosas ya no son tan importantes. Lo que de verdad importa es poner cada día tu sello personal en los que haces, que siempre haya algo nuevo.
Dos exploradores
- El arquitecto de la rumba. Peret fue el mito de un género que se inventaron él y cuatro más: la rumba catalana. Él añadía su toque, haciendo que la guitarra girase sobre sí misma. Fue baile de masas y banalidad a los ojos de los críticos. Pareció quedarse como género de venta de carretera hasta que llegó Estopa y después la reivindicación de un sonido hedonista. Y allí seguía Peret, el rey.
- Pasión sonora. Mastretta trabajó como técnico hasta que, en los noventa, se convirtió en el músico de moda. Hizo bandas sonoras, conciertos y discos casi de forma compulsiva hasta que, en 2003, decidió cortar con los encargos para dedicarse a componer.
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