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NUEVA YORK | El voto afroamericano | Cambio en la Casa Blanca | La noche republicana

Harlem apoya con entusiasmo y esperanza un cambio de rumbo

Los neoyorquinos no quisieron dejar escapar un sólo voto hacia John McCain. Claman por un cambio de rumbo, una ruptura con el pasado. Y por eso, armados de paciencia, con las esperanzas puestas en la victoria de Barack Obama, se fueron sumando a las inusuales colas que se formaron por toda la ciudad. El entusiasmo se vivía especialmente en el barrio de Harlem, donde la comunidad negra confiaba en celebrar la llegada de uno de los suyos a la Casa Blanca.

Sus vecinos empezaron a congregarse frente a una pantalla gigante de televisión instalada en la calle 125, muy cerca del Teatro Apollo, para seguir de cerca el resultado electoral conforme cerraban los colegios. "Es un evento histórico para nosotros, para los que vimos a gente morir por el derecho a votar", aseguraba Joy, que no podía creer que llegara a vivir una elección tan trascendental.

Unas calles más abajo, en Manhattan, el alcalde Michael Bloomberg se mostraba impresionado por la movilización del electorado. La cola formada en el colegio donde ejerció su derecho al sufragio, en el Upper East Side, nunca había llegado hasta el exterior del edificio. "Si alguien piensa que la democracia no funciona en EE UU, que mire lo que está pasando hoy", dijo Bloomberg.

En la zona oeste de Central Park, Alison se puso en una fila a las ocho de la mañana. "Es lo nunca visto", decía. "Es una buena señal", aseguraba Carrie de camino al trabajo en el centro. Ella prefirió votar por correo.

Sombreros del Tío Sam

La fiesta de la democracia tomó todo su color en el Rockefeller Center, donde decenas de banderas de EE UU decoraban la concurrida pista de patinaje sobre hielo. La cadena NBC Universal instaló pantallas de televisión para que los ciudadanos pudieran seguir la jornada electoral. Los más atrevidos portaban sombreros tricolores del Tío Sam.

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La cadena ABC eligió las pantallas gigantes de Times Square como escenario para emitir la cobertura del proceso electoral. Hasta el rascacielos Empire State se contagió por la fiebre electoral iluminado de azul, rojo y blanco, los colores de la bandera de EE UU. Para la victoria de Obama estaba reservado el azul. Y el rojo para la de McCain.

La Bolsa de Wall Street pareció emitir su voto de confianza con una subida a media sesión del 3%. El final de la campaña electoral ofrecía un poco de certidumbre en el oscuro panorama económico. En el distrito financiero todo el mundo era consciente de que el nuevo presidente tendrá que lidiar para sacar a la nación de una de sus peores crisis.

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