Pedralbes alojará la sede de la Unión por el Mediterráneo
El organismo se instalará en Barcelona a finales de 2009
La mitad del Palau de Pedralbes, un regalo que en su día hizo la ciudad de Barcelona a Alfonso XXIII para que éste tuviera casa y jardín propio y no fuera de invitado en sus visitas a la ciudad, y que casi sólo se utiliza para recepciones, será la sede permanente de la Unión por el Mediterráneo. Este organismo nació en 1995 en el seno de la Unión Europea para potenciar las relaciones entre los países de la orilla norte y la sur del Mediterráneo.
La secretaría general del organismo interestatal arrastrará a Barcelona de forma permanente a 30 altos funcionarios de la UE y creará otros 30 puestos de trabajos auxiliares. Inmediatamente, la Generalitat, el Ministerio de Asuntos Exteriores y el Ayuntamiento de Barcelona crearán un grupo de trabajo para preparar la infraestructura y el desembarco de los funcionarios. De entrada, hay que convertir en oficinas modernas lo que es un ala del antiguo Palacio Real con vistas a un amplio y recoleto jardín aislado del intenso tráfico que discurre por la cercana Diagonal. Las previsiones fijan para finales de 2009 el inicio de la actividad del organismo europeo en Barcelona.
La secretaría de la Unión por el Mediterráneo tendrá una función técnica de aprobar y coordinar proyectos de colaboración con el objetivo último de estrechar relaciones entre ambas orillas mediterráneas. Las áreas iniciales de operación serán: Descontaminación del Mediterráneo, Autopistas Marítimas y Terrestres, Protección Civil, Energías Alternativas, con énfasis en la solar; Investigación y Educación Superior, Universidad Euromediterránea e Iniciativa para el Desarrollo Empresarial.
El Ayuntamiento, la Generalitat, propietaria del palacio, y los empresarios han recibido la noticia con optimismo, con un plus añadido por los tiempos de crisis que corren. Con entusiasmo contenido, desde el Consistorio señalan una consecuencia inmediata de la designación: el aumento de la autoestima que supone que Barcelona sea capital de un territorio interestatal.
Más bondades a medio plazo: Barcelona será el centro de reuniones técnicas de las seis materias competencia de la secretaría. En una ciudad especializada en congresos y conferencias, su sector hotelero recibirá un impacto directo positivo.
A largo plazo, la decisión tomada ayer en Marsella (Francia) por los ministros de Asuntos Exteriores de la UE puede significar que empresas con intereses en alguno de los seis ejes en los que se basará la política de cooperación mediterránea decidan implantarse o abrir delegación en Barcelona. Lo mismo podría pasar con los lobbies y las agencias especializadas, que suelen instalarse cerca de donde se toman las decisiones económicas y políticas que les afectan.
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