La dignidad de los indigentes
Estos días ha tenido lugar en la Audiencia de Barcelona el juicio por el asesinato de una indigente de 55 años a la que, presuntamente, quemaron viva dos jóvenes de la alta sociedad barcelonesa cuando dormía en el interior de un cajero automático.
Tales hechos execrables es forzoso que nos lleven a la consideración de los cientos de personas que a diario duermen en la calle, a la intemperie, sin más protección que el cartón que les cubre, siendo presa fácil de individuos como los de Barcelona que, por diversión, juegos de rol o capricho, no vacilan en hacerles blanco de sus instintos homicidas.
Por todo lo expuesto, agravado además por la llegada de los fríos invernales, estamos obligados a exigir a las autoridades que se tomen medidas eficaces para la protección de estos indigentes, tales como la construcción de lugares en los que puedan pernoctar. Esos albergues deben estar dotados con suficiente número de camas, aseos, calefacción y personal de seguridad.
En el siglo XXI no podemos permitir que ninguna persona se muera de frío en la calle o víctima de los depredadores callejeros.
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