Gasto público a mansalva
Si los bajos tipos de interés y el elevado déficit público fueran el camino para alcanzar el crecimiento económico, Japón lideraría el mundo. No es así, pero no parece que a las autoridades japonesas se les ocurra una idea mejor. Por eso la respuesta del país al enfriamiento de la economía es más de lo mismo.
El tipo de interés oficial se recortó el jueves del 0,5% al 0,3%. Pero con una inflación del 1,5%, el viejo tipo ya era mejor que gratis. El tipo oficial de Japón está por debajo del 1% desde julio de 1995, sin fomentar ni mucha inflación ni mucho crecimiento. No es probable que el recorte más reciente cambie mucho las cosas.
Lo mismo se puede decir del paquete de estímulo público de 5 billones de yenes (40.600 millones de euros), equivalente al 1,2% del PIB. Japón sabe lo que son los grandes déficits presupuestarios. Se prevé que este año la deuda pública alcanzará el 204% del PIB, la más elevada de las principales economías del mundo. Pero desde hace 10 años, la tendencia de crecimiento japonesa es del 1,2%, la más baja entre sus iguales, según Goldman Sachs.
Quienes defienden el método de pisar a fondo el acelerador del gasto público aplicado por Japón sostienen que ha evitado algo peor, y que seguirá haciéndolo. Un porcentaje del último paquete se dispensará a modo de pagos de 60.000 yenes (488 euros) en efectivo a las familias.
Pero ese argumento parece poco convincente tras dos décadas de caída del precio de los activos del país. Hay también un argumento en contra: una población envejecida y con una elevada tasa de ahorro a lo mejor gasta más si los intereses devengados fueran más elevados.
La posición de gran acreedor internacional neto ocupada por Japón no lo ha salvado del desapalancamiento mundial. Los inversores temerosos están llevándose los yenes a Japón otra vez, lo cual hace que la moneda se revalorice respecto al dólar y respecto al euro. Eso está afectando negativamente a los exportadores, que ya sufrían las consecuencias de la desaceleración mundial. -
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