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Rajoy busca fichajes para el nuevo PP navarro y abre la afiliación en Internet

Malestar entre los veteranos por la gestión de Génova en la crisis con UPN

Carlos E. Cué

Montar un partido de la nada es una tarea muy complicada. De hecho, el último fenómeno desde 1986, cuando nació Izquierda Unida -que tenía la base del PCE- es el de los minoritarios Ciutadans y UPyD, sin apenas estructura territorial. El aparato de la calle Génova comenzó ayer a comprobar las enormes dificultades que entraña su decisión de refundar el PP navarro, disuelto en 1991, cuando sólo tenía 11.000 votos frente a los 70.000 de UPN. De momento, y ante las dificultades de abrir una sede, la dirección prepara una web para poder afiliarse, ya que aseguran que han recibido llamadas de interesados.

El problema de infraestructura es real, a pesar de que el PP tiene dinero (más de 60 millones de euros de presupuesto anual). Pero mucho más acuciante es el de buscar nombres conocidos para poner cara al nuevo partido.

Sanz se reafirma: "No queremos llegar a donde el PP, que no pacta con nadie"

Los populares se encontraron ayer con una desagradable sorpresa. Ningún dirigente de UPN, al contrario de lo que esperaban, se mostró cercano al PP o apuntó públicamente su intención de afiliarse al nuevo partido. De momento, los populares sólo cuentan con Jaime Ignacio del Burgo, un veterano ex dirigente de AP muy vinculado a la teoría de la conspiración del 11-M -escribió un libro presentado por Esperanza Aguirre y Eduardo Zaplana-.

Por eso, el aparato, y en especial su responsable de Organización, Ana Mato, se esforzaba ayer, según fuentes de la dirección, en buscar una lista de notables -empresarios, gente conocida en Navarra- para tenerla lista cuanto antes, si es posible esta semana, y mostrar la fuerza del PP. La clave para los populares pasa por encontrar algún fichaje estrella.

Lo que está prácticamente descartado, según las mismas fuentes, es que Del Burgo encabece la gestora que se creará para lanzar el partido. De momento, tampoco parece muy dispuesto Santiago Cervera, cabeza de lista en Navarra en las últimas generales y enfrentado a Miguel Sanz, líder de UPN, por su decisión de apoyar la enmienda a la totalidad de los Presupuestos en vez de abstenerse, como pedía su partido.

Cervera se considera aún miembro de UPN, aunque está suspendido cautelarmente de militancia, y quiere presentarse el lunes ante el comité de disciplina de su partido para defenderse. Ni siquiera está claro que los dos senadores que estaban dispuestos a votar con el PP cuando los Presupuestos llegaran a la Cámara alta, y que se opusieron a la abstención promovida por Sanz, estén en condiciones de dar el salto al vacío que supone romper el carné de UPN para competir en las urnas.

Las dificultades que el PP está encontrando para refundar el PP navarro tienen otro motivo de fondo. Incluso algunos dirigentes importantes de los populares consultados ayer creen que Mariano Rajoy puede estar jugando de farol para presionar a UPN. El líder, señalan, sabe que montar un partido es muy difícil y confía en una solución de última hora que puede llegar en el congreso de UPN en primavera. ¿Quién se iría entonces a un partido que puede quedar en nada?

UPN está además muy arraigado en el territorio, y lleva 17 años en el Gobierno, con lo que tiene todo tipo de cargos para repartir y el clientelismo natural en una comunidad autónoma de sólo 600.000 habitantes.

Precisamente por estas dificultades, estos días no es difícil encontrar dirigentes, incluso marianistas, críticos con la gestión de la crisis con UPN. La mayoría piensa que las cosas habían llegado tan lejos que no le quedaba otro remedio que romper, y culpan a Sanz, pero reprochan a Rajoy no haber sido capaz de gestionar el problema hace un mes, cuando aún era manejable.

Veteranos diputados y dirigentes regionales curtidos en las crisis de la derecha en los 80 y 90 creen que Rajoy debió resolver el problema cuando, en un viaje a Pamplona acompañado de la cúpula -Cospedal, Arenas, Mato y Sáenz de Santamaría-, vio claramente que Sanz estaba decidido a abstenerse. "Tendría que haber aceptado esa realidad y pactar con Sanz cómo la vendía. Abrir un partido es una locura", sentencia un diputado que resume una opinión muy extendida.

Y mientras, Sanz no da signos de preocupación. "No queremos llegar adonde ha llegado el PP de no pactar con nadie", llegó a decir en una entrevista en la cadena SER en la que señaló que tiene la conciencia tranquila, descartó un Gobierno de coalición con el PSN y culpó al entorno de Rajoy, y no al líder, de la ruptura del pacto.

El ministro de Sanidad, Bernat Soria, y Miguel Sanz, en Pamplona.
El ministro de Sanidad, Bernat Soria, y Miguel Sanz, en Pamplona.EFE

ACTORES DE UNA LARGA CRISIS

Barcina

Alcaldesa de Pamplona y posible sucesora de Sanz, medió en la crisis, pero no se atrevió a plantar cara a su líder y la dirección del PP está muy decepcionada con ella.

Del Burgo

Era el líder del PP navarro en 1991, cuando desapareció. Enfrentado a Sanz, ya ha roto su carné de UPN y se ha ofrecido a Rajoy para refundar el PP navarro.

Arenas

Hombre fuerte del PP y amigo de Rajoy, chocó enseguida con Sanz, pero fue a Pamplona y trató de convencer al líder de UPN. Al final se retiró de la negociación.

Cervera

Desde el principio, el diputado criticó la decisión de abstenerse. Su pulso con Sanz, que quiso doblegarle, fue clave. El PP quiere contar con él, pero aún no lo ve claro.

De Cospedal

Fue la encargada de mediar con Barcina. Ha sido su prueba de fuego como secretaria general. Los críticos le achacan exceso de optimismo y no saber prever el final.

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