Los verdaderos fontaneros de Ohio
Hace 40 años, Richard Nixon hizo un notable descubrimiento de mercadotecnia. Explotando las divisiones de Estados Unidos -divisiones respecto a Vietnam, divisiones respecto al cambio cultural y, sobre todo, divisiones raciales-, pudo reinventar la marca republicana. El partido de los plutócratas cambió de envoltorio para convertirse en el partido de la "mayoría silenciosa", los tipos de a pie, blancos, ni que decir tiene, a los que no les gustaban los cambios sociales que estaban teniendo lugar.
Se trataba de una fórmula ganadora. Y lo genial era que el nuevo embalaje no requería cambio alguno en los contenidos reales del producto. De hecho, el Partido Republicano pudo seguir ganando elecciones a pesar de que sus políticas reales se fueron volviendo cada vez más proplutocráticas y menos favorables que nunca para los trabajadores estadounidenses.
¿Qué les ocurre de verdad a los fontaneros de Ohio y en general a los trabajadores en EE UU?
No digo que con Obama a todos les vaya a ir mejor, pero es casi seguro que al fontanero Joe le iría mejor
La estrategia de John McCain, en este tramo final, se basa en la creencia de que a la vieja fórmula le sigue quedando algo de vida.
Por eso, Sarah Palin expresa su placer al visitar las partes "proamericanas" del país (sí, aquí en el centro de Nueva Jersey todos somos traidores). Y mientras, McCain convierte a Samuel J. Wurzelbacher, alias Joe el Fontanero, que había plantado cara a Barack Obama en un mitin alegando que el candidato demócrata le subiría los impuestos, en elemento central de su ataque contra las propuestas económicas de Obama.
Y cuando resultó que el nuevo icono de la derecha tiene unos cuantos problemas, como trabajar sin licencia y comparar a Obama con Sammy Davis Jr., los conservadores se hicieron las víctimas: ¿veis cómo odian esos arrogantes elitistas al hombre corriente?
¿Pero qué les está ocurriendo realmente a los fontaneros de Ohio, y a los trabajadores estadounidenses en general?
Para empezar, no ganan mucho dinero. Es posible que los lectores recuerden que en uno de los primeros debates demócratas, Charles Gibson, de ABC, insinuó que 200.000 dólares (unos 155.000 euros) eran unos ingresos de clase media. Que se lo digan a los fontaneros de Ohio: según el informe de salarios ocupacionales de mayo de 2007 realizado por la Oficina de Estadísticas Laborales, la renta anual media de "fontaneros, reparadores de tuberías e instaladores de calefacción y aire acondicionado" en Ohio era de 47,930 dólares (unos 37.400 euros).
En segundo lugar, sus ingresos reales se han estancado o disminuido, incluso en años supuestamente buenos. El Gobierno de Bush nos aseguraba en 2007 que la economía iba viento en popa, pero la renta media de los fontaneros de Ohio de acuerdo con ese informe de 2007 era sólo un 15,5% superior a la del informe de 2000, lo cual no bastaba para compensar la subida del 17,7% experimentada por el índice de precios al consumo en el Medio Oeste. Y lo mismo que les pasaba a los fontaneros de Ohio, le pasaba al país: la renta media de las familias, ajustada a la inflación, era más baja en 2007 que en 2000.
En tercer lugar, los fontaneros de Ohio tienen problemas para conseguir un seguro sanitario, sobre todo si, como muchos autónomos, trabajan para empresas pequeñas. Según la Kaiser Family Foundation, en 2007 sólo el 45% de las empresas con menos de 10 trabajadores ofrecían prestaciones de salud, frente al 57% en 2000.
Y tengamos en cuenta que todos estos datos corresponden a 2007, que fue de lo mejorcito de estos últimos años. Ahora que "la expansión de Bush", con todo lo que era, se ha acabado, vemos que ha conseguido una triste distinción: por primera vez desde que hay registros, una expansión económica no ha conseguido aumentar la renta de la mayoría de los estadounidenses por encima de su máximo anterior.
Desde entonces, claro está, las cosas han ido rápidamente cuesta abajo, y millones de trabajadores estadounidenses han perdido su trabajo y su casa. Y todos los indicadores dan a entender que las cosas van a ir mucho peor en los meses y los años venideros.
¿Y qué nos dice todo esto respecto a los candidatos? ¿Quién representa realmente a los fontaneros de Ohio?
McCain afirma que las políticas de Obama llevarán al desastre económico. Pero las políticas del presidente Bush ya han conducido al desastre y, diga lo que diga, McCain propone continuar las políticas de Bush en todos los aspectos esenciales, ya que comparte la filosofía de Bush, contraria al Estado y a la reglamentación.
¿Y qué se puede decir de la afirmación, basada en la queja de Joe el Fontanero, de que los trabajadores corrientes estadounidenses soportarán más impuestos con Obama? Bien, Obama propone subir los tipos impositivos sólo a los dos segmentos de renta más altos, y el segundo segmento de renta más alto para un cabeza de familia empieza en una renta, después de efectuar las deducciones, de 182.400 dólares (unos 142.300 euros al año).
A lo mejor hay algún fontanero que gane eso, o que acabe sufriendo las moderadas subidas propuestas por Obama para los impuestos sobre dividendos y sobre incrementos de patrimonio; Estados Unidos es un país muy grande y probablemente haya por alguna parte un fontanero de renta muy elevada y con una enorme cartera bursátil. Pero con un Gobierno de Obama, el fontanero típico pagaría menos impuestos, no más, y tendría muchas más probabilidades de conseguir un seguro de salud.
No pretendo insinuar que con el plan fiscal de Obama a todo el mundo le vaya a ir mejor. Es casi seguro que a Joe el fontanero le iría mejor, pero Richie, el gestor de fondos de cobertura, recibiría un buen varapalo.
Pero ahí está el quid. Sea lo que sea hoy el Partido Republicano, no es el partido de los trabajadores estadounidenses.
Paul Krugman es profesor de Economía en la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía 2008. © 2008 New York Times Service. Traducción de News Clips.
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