La Pobla de Farnals se rebela contra la alcaldesa tránsfuga
El PSPV suspende a los seis concejales que auparon al cargo a la ex edil del PP
Nadie escuchó el nombramiento de la nueva alcaldesa de La Pobla de Farnals, Natividad García, que fue tragado por una pitada ensordecedora, de esas que sólo se oyen en el Ayuntamiento de un pueblo. García, tránsfuga del PP, se apoyó en otro compañero de grupo y en los seis concejales socialistas para derribar a su ex jefe, el popular José Manuel Peralta, elegido con el 53% de los votos hace año y medio.
La edil tuvo que ser protegida de la multitud que la aguardó en la calle
El alcalde saliente ha relacionado la maniobra con "irregularidades urbanísticas" cometidas supuestamente por los socialistas durante sus dos décadas de gobierno local, y las ha denunciado a la Fiscalía. La nueva alcaldesa tuvo que ser protegida de la multitud que la aguardaba fuera del Consistorio.
La reacción de los dos partidos a la moción fue automática. El PP dio por expulsados a García y al también tránsfuga Ignacio Lluch. El PSPV suspendió de militancia a sus seis ediles como paso previo a la expulsión, y su nuevo líder, Jorge Alarte, advirtió de que si la agrupación socialista local "avala" la moción de censura, será eliminada y sustituida por una comisión gestora.
La reacción de los vecinos también fue inmediata pero mucho más visceral. La alcaldesa y sus aliados fueron calificados durante el pleno de "ladrones", "traicioneros", "judas", y cosas peores. "¡Esto es un golpe de Estado!", se oyó. La sala fue blindada por 12 agentes de la Policía Local, 15 de la Guardia Civil, y varios tipos trajeados y corpulentos, que llevaban puestas las gafas de sol en el interior del edificio. Dos vecinos comentaron, apretados junto a la puerta:
-¿Esos qué son, escoltas?
-Imagínate el miedo que tendrán.
El pleno fue seguido en vivo por un centenar de personas, el aforo máximo de la cámara. Al final de la votación, los agentes tuvieron que impedir que un exaltado llegara a las manos con el pequeño grupo de simpatizantes (la mayoría de ellos familiares) del nuevo equipo municipal. Peralta abandonó el pleno entre aplausos, estrechando manos, y fue recibido como un héroe por los más de 300 vecinos (La Pobla de Farnals ronda los 8.000 habitantes) que habían seguido su destitución a través de pantallas y altavoces instalados en la plaza.
Dentro, frente a la vara de mando, Natividad García declaraba a los periodistas: "Va a cambiar la forma de trabajo, pero todo lo demás va a seguir igual". ¿Valía la pena generar tanta tensión por llegar a la alcaldía? "Vale la pena, siempre vale la pena por el pueblo".
Una parte de ese pueblo esperó dos horas en la calle a que la edil saliera del Ayuntamiento. Cada vez que se detectaba movimiento en alguno de los cinco accesos al Consistorio, alguien gritaba: "¡Por aquí, por aquí!", y una turba de vecinos, entre ellos muchas mujeres mayores, rodeaban la puerta. "Esto no se olvidará nunca", opinaba Mari Carmen Bernet, de 68 años; "cada vez que el pueblo la vea, verá al demonio".
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