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Reportaje:

Adiós al buen rollito

Amparo Sánchez pone fin al proyecto Amparanoia, que inició en Madrid hace 12 años

Cayeron lagrimitas por el rostro de Amparo Sánchez. En ese momento, además de los ocho músicos que la acompañaron durante el concierto del pasado jueves, en el escenario de La Riviera había otras personas. Así lo había querido la cantante, y así lo hizo saber antes de que la emoción humedeciera sus mejillas. "Quería que esta noche fuera de fiesta, pero al acabar esta canción voy a pedir algo que nunca he pedido: que se suban todas las personas que me han acompañado estos años y han ayudado a que Amparanoia llegue hasta aquí".

Dos horas aguantando el tipo, pero la escena la conmovió. Sonaba Buen rollito, con los músicos entregados a tope y el público brincando. Su gente empezó a subir al finalizar esa canción de despedida y no pudo contenerse. Era el punto final a 12 años de un proyecto que ha sabido articular arrimando los ritmos caribeños a la contundencia balcánica. Actitud rockera sin renunciar de su origen andaluz y llevándolo todo a la cadencia del reggae, el ska y a la de la rumba más universal. La síntesis perfecta de música alegre y festera con estimulantes letras reivindicativas.

La cantante granadina comenzó su aventura en un garito de Lavapiés
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Amparanoia dice adiós al público

Para la cantante, su proyecto -que comenzó en 1996 en Jazz Madrid, un garito de Lavapiés- está agotado. Buen rollito, contenida en El poder de Machín, el debú discográfico de Amparanoia, simbolizaba lo que ahora queda atrás. "Voy a ser Amparo Sánchez, sin más", confesaba después en la fiesta privada que hasta la madrugada del viernes se celebró en el café La Palma, otro de los garitos de sus inicios madrileños, cuando dejó atrás Granada y proyectos más negroides como Ampáranos del Blues y Amparo & The Gang.

Amparanoia desarrolló un concierto medido y tan bien engrasado que entristecía pensar que era el último en Madrid. Eligió las canciones que más veces narran adioses. En su papel actual de gran dama zíngara de carromato, con su falda de colores y su tocado de espejitos, revisó su pasado y no dejó de convocar al futuro.

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En un tono casi confidencial, detalla que en su próximo disco habrá una canción con la cantante Mariem Hassan, con la que cantó hace año y medio en el Festival de Cine celebrado en los campamentos de refugiados saharauis. "Se llama La flor del desierto y está quedando preciosa". En ese disco desempeñará un papel importante Caléxico, el grupo de Tucson (Arizona) que ya grabó con ella la versión del Don't let me now incluido en su recopilatorio Alegría con rebeldía.

En La Riviera todo fue trepidación, y eso que, al comenzar, el público exigió a coro que se elevara el volumen. Se atendió la súplica y todo fue entusiasmo. Una canción quiso Amparo que destacara sobre otras -"Me marcó un antes y un después"-: Seguiré caminando. Y es que aunque Amparanoia haya dicho adiós a la ciudad donde se gestó, Amparo no se va a estar quieta. "Me voy a Barcelona, y después llevo a Europa el Bye Bye Tour [la gira de despedida]". Y se le iluminaba la sonrisa, olvidadas las lágrimas, cuando confesaba las ganas que tiene de que llegue su concierto final, a mediados de noviembre: "En Chiapas. Tengo muchas ganas de volver allí".

Con esta actuación, Amparo Sánchez ha dado el último paso en la gira <i>Bye Bye Tour</i>, con la que ha recorrido Europa para decir adiós a sus seguidores. Amparanoia termina así en la misma ciudad donde comenzó, Madrid. Hace diez años Amparo Sánchez escribió "en una servilleta de un bar de Lavapiés" las palabras Paranoia, Amparo y <i>Power</i> Machín, que la inspirarían para el nombre del grupo y de su primer álbum, <i>El poder de Machín</i>.Vídeo: AGENCIA ATLAS

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