Condenas de hasta 30 años a 45 marroquíes por terrorismo
La frenética actividad de la justicia marroquí recuerda ahora a los meses posteriores a los atentados de Casablanca, en 2003, cuando los tribunales pronunciaban condenas a destajo. Esta vez no se han producido explosiones terroristas, pero aún así llueven las condenas. El tribunal de apelación de Salé, la ciudad adyacente a Rabat, impuso el jueves por la noche penas de entre dos y 30 años de cárcel a 45 marroquíes y absolvió a otros cuatro.
Todos ellos cayeron en las redadas posteriores al suicidio, en marzo de 2007, de Abdelfetá Raydi en un cibercafé de un barrio paupérrimo. Éste activó su cinturón repleto de explosivos tras una discusión con el encargado del local.
Las condenas fueron pronunciadas por "constitución de banda armada con vistas a preparar y cometer actos terroristas", "fabricación y posesión de explosivos" y "homicidio" de un comisario.
Entre los condenados figura una mujer, a la que le cayeron dos años, y tres menores de edad cuando se produjeron los hechos. A uno de ellos el tribunal le impuso 15 años y 10 a los otros dos.
Cuando concluía este macro juicio, empezaba también en Salé otro casi tan masivo. Esta vez se sentaban en el banquillo 33 inculpados por proyectar asesinatos de políticos, militares y judíos marroquíes, incluido su supuesto jefe Adelkader Belliraj.
Ayudante de Bin Laden
Belliraj, de 50 años, un belga de origen marroquí que frecuentó a Osama Bin Laden en Afganistán antes de los atentados del 11 de marzo de 2001. Fue también reclutado como soplón por la Seguridad de Estado belga y se sospecha que trabajó para otros servicios europeos y árabes.
Aunque no será juzgado en Salé por su pasado belga, a Belliraj se le atribuyen seis asesinatos en Bélgica. Los dos más sonados fueron, en 1989, el del director saudí de la Gran Mezquita de Bruselas y el del coordinador de las asociaciones judías de Bélgica.
El juicio suscita gran expectación no sólo por las revelaciones que Belliraj, agente doble, pueda hacer sino porque en el banquillo se sientan también seis políticos islamistas marroquíes que exponían en la prensa tesis moderadas.
Para defender a estos últimos se han unido, por primera vez, abogados progresistas e islamistas encabezados por Abderrahim Jamai, un laico conocido por su compromiso con los derechos humanos.
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