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La tragedia roza Pozoblanco

Un hombre de 78 años muere tras una explosión que destrozó dos viviendas

Manuel Planelles

"Lo puedo contar, lo puedo contar". José María García tenía ayer todavía la mirada perdida: "Menos mal que lo puedo contar". El lunes, a eso de las diez menos cuarto de la noche, la muerte le pasó rozando. Este hombre de 34 años, con las cejas y las pestañas quemadas, relató el suceso: una enorme explosión reventó el cuarto piso del número 2 de la calle Paseo de la Herradura del municipio cordobés de Pozoblanco. Una persona murió carbonizada: Antonio Cebrián, de 78 años.

El anciano estaba en tratamiento por problemas psicológicos

Los vecinos sostienen que esta persona, que padecía trastornos psicológicos, ya había amenazado antes con volar el edificio. Las 28 viviendas del inmueble tuvieron que ser desalojadas. 60 personas permanecerán al menos tres días más fuera de sus hogares. Y cinco vecinos tuvieron que ser atendidos por los servicios médicos. Es el balance de una enorme explosión que pudo desembocar en una enorme tragedia. José María terminó el lunes su jornada laboral y se marchó a casa. Subió al cuarto piso, donde vivía también Antonio Cebrián. Al entrar en el inmueble ya notó un fortísimo olor a gasolina. "Al salir del ascensor me acerqué a su puerta y explotó. Del impactó salí disparado seis o siete metros y me di contra una pared".

Lo siguiente que recuerda José María es el humo que lo oscurecía todo y como fue puerta por puerta pidiendo a los vecinos que salieran de las casas. "Una mujer no quería salir por el miedo pero al final la saqué", relató. Este hombre tiene algunas magulladuras en el cuerpo, un fuerte dolor en la espalda y la cara con quemaduras no muy graves. "Pero puedo contarlo", repetía ayer.

Su novia, María José Muñoz, tiene todavía el miedo metido en el cuerpo. A ella también le pilló la explosión dentro del edificio. Sobre el presunto causante de la deflagración, esta mujer confiesa que le tenía miedo. "Ya había intentado algo parecido hace unos meses y los hijos decidieron quitar la bombona de gas e instalar una cocina eléctrica", informó.

Por su parte, el alcalde de Pozoblanco, Benito García, dijo ayer que Cebrián estaba en tratamiento médico por sus problemas psicológicos. Sin embargo, no se aventuró a culpar directamente al anciano de la tragedia y pidió cautela sobre la investigación. Cebrián había enviudado hacía un año. Su hija se casó este verano y el anciano vivía solo desde entonces. "Sabíamos que algún día podría pasar esto", se lamentaba ayer María José Muñoz.

Los técnicos municipales estuvieron ayer evaluando los daños provocados por la explosión. Al parecer, la estructura básica del edificio no está muy afectada por lo que se cree que se podrá restaurar.

La peor parte se la llevaron la fachada, las paredes y el forjado. Dos pisos y la mitad de otro son los más dañados. El siguiente pasó será limpiar los escombros y apuntalar. De los 60 vecinos 13 tuvieron que pasar la noche del lunes en un hostal. El resto pudo alojarse en las casas de algunos familiares.

El alcalde de Pozoblanco destacó ayer la "rápida y buena labor" de la Policía Local, de la Guardia Civil, de los efectivos sanitarios y de los bomberos, que lograron sofocar el incendio que se registró tras la explosión. Se da la circunstancia de que a sólo 200 metros del lugar del siniestro se encuentra el centro sanitario de la localidad, lo que permitió que los heridos fueran atendidos rápidamente. Sin embargo, en el caso del anciano no se pudo hacer nada. Su cuerpo se encontró carbonizado pasada la medianoche del lunes tras una capa de escombros y cascotes

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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