Una mujer extraordinaria
La concesión del Premio Nobel de Literatura 2008 ha tenido, como cada año, una gran repercusión mediática, ha sido portada de los periódicos, se han llenado páginas y páginas sobre el galardonado y los periodistas se han lanzado a intentar conseguir declaraciones del premiado, a pedir la opinión sobre él a otros escritores, a buscar a personas que le conocieran, etcétera.
Sin embargo, en la misma semana en que se producía el anuncio de la concesión del premio, una gran mujer también galardonada con el Nobel de Literatura ha estado en España y su presencia ha pasado casi desapercibida. Nadine Gordimer, una de las mejores escritoras del siglo XX, llegó a Madrid, donde no había estado desde hacía 15 años, desde Suráfrica, sola y cargando con su maleta, a sus magníficos 85 años, para recibir el homenaje que la organización Save the Children quería rendirle, no por su gran obra literaria, sino por su firme compromiso con causas sociales y su lucha por la igualdad, junto a otras destacadas personalidades (el también Nobel Muhammad Yunus, la reina Noor de Jordania, Pedro Alonso, etcétera).
Ningún escritor español, de los muchos invitados, acudió al homenaje a esta excelente mujer y ningún periodista se molestó en hacerle siquiera una pregunta en la rueda de prensa en la que participó previamente a la ceremonia. Ni hubo petición de entrevistas, más allá de la valoración sobre su amigo Nelson Mandela, ni su fotografía apareció en ningún periódico.
Pero los que formamos parte de Save the Children y aprovechamos la oportunidad de compartir unos días con ella tendremos para siempre el recuerdo inolvidable de su mirada casi transparente, su curiosidad infinita, su envidiable sentido del humor, su dulzura y enorme fortaleza. No sólo tuvimos la inmensa suerte de disfrutar de la compañía y conversación de una maravillosa escritora, sino de una persona extraordinaria.
