Hachazos en tanga
El cine español ha practicado en el último lustro una suerte de producto directamente dirigido a los adolescentes, supuestamente desenfadado y basado en las mismas armas con las que el cine estadounidense hace negocio cada semana en las grandes salas, que sin embargo pocas veces ha dado en el clavo de la comercialidad. Sexykiller, tercera película de Miguel Martí (dos de ellas, las nefastas Slam y Fin de curso, ya estaban centradas en estos parámetros), encargada de inaugurar el Festival de Sitges, contiene humor, sexo y violencia, caras conocidas de la televisión y un cóctel con el que atrapar a la audiencia. Su lema no admite dudas: "Una psicópata con la mente de Hannibal Lecter y el fondo de armario de Paris Hilton". Cierto que como reclamo comercial la frase tiene cierto impacto, sin embargo, la película nunca acaba de constituirse en lo que se pretende: un tótum revolútum donde igual cabe el universo del primer Sam Raimi que el del cine juvenil hollywoodiense.
SEXYKILLER
Dirección: Miguel Martí.
Intérpretes: Macarena Gómez, César Camino, Alejo Sauras, Ángel de Andrés, Juan Carlos Vellido.
Género: comedia. España, 2008.
Duración: 100 minutos.
Desde su lujoso cortometraje Carne de neón (una especie de Guy Ritchie a la andaluza), Paco Cabezas ha demostrado tener buen ojo para simular los modos del cine que arrasa en las plateas, pero su guión de Sexykiller siempre parece por encima de la más bien tosca puesta en escena de Martí, lo que acerca a la película a Tuno negro casi tanto como a Zombies party. A medio camino entre la parodia, la exaltación y el despropósito, Sexykiller confirma, eso sí, la vena más estrambótica de Macarena Gómez, una actriz que, desde su debut en Padre coraje, estaba pidiendo a gritos un papel tan demencial como éste.
Babelia
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