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10.000 trabajadores eventuales preocupados

Elena G. Sevillano

No se lo creen. Por más que el consejero Güemes vaya repitiendo que "bajo ningún concepto se va a prescindir de 10.000 profesionales", como hizo ayer a preguntas de la cadena SER, los trabajadores eventuales de la Sanidad no las tienen todas consigo. No se quitan de la cabeza una resolución, del 31 de julio pasado, en la que la consejería limita la contratación de personal temporal a "casos excepcionales".

Güemes explicó ayer que los afectados por la resolución son fundamentalmente personas con contratos eventuales por sustituciones de verano, pero admitió que están siendo "muy estrictos" para evitar que no se consolide ese personal de verano. "No hay que negar a la Sanidad pública ningún medio necesario, pero hay que intentar trabajar sólo con los medios necesarios sin que cueste más al contribuyente", remachó.

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Críticas a los liberados

El caso es que los aproximadamente 10.000 trabajadores eventuales de la Sanidad siguen inquietos. Algunos de sus puestos de trabajo, avisan los sindicatos, peligran. De ahí que en las últimas semanas se hayan multiplicado los abucheos al consejero cada vez que visita un hospital público. Algunas de sus declaraciones recientes criticando a los liberados sindicales -"con el sueldo de los liberados, más de 1.000, se podría construir un hospital de 450 camas"- han encendido todavía más los ánimos. "Los liberados de todos los sindicatos, en la Sanidad, no llegan a 350", puntualiza Alfonso Merino, de UGT.

Güemes habló también en esa entrevista de "sabotajes" en los hospitales. "A mí que me insulten no me molesta. Me parece más preocupante cuando alguien corta los tensores de un techo falso y caen sobre un quirófano, que se abran todos los grifos y se tapen los desagües para inundar un bloque quirúrgico...", aseguró en referencia a dos incidentes ocurridos en el hospital de Móstoles en mayo y agosto. Aseguró también que esos sabotajes se producen "en áreas reservadas a personal del hospital". El locutor le preguntó si tenía pruebas de quién o quiénes podían estar detrás. Contestó que no, pero aseguró: "Hay gente que lleva demasiado lejos sus convicciones políticas o laborales".

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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