El siglo de las mujeres
El montaje 'Gatas' llega a Madrid tras triunfar en Argentina - La obra narra los enormes cambios en la realidad femenina de los últimos cien años
A lo largo del siglo XX, la forma de vestir de las mujeres experimentó una evolución inmensa mientras el vestuario de los hombres, si exceptuamos el sombrero, apenas ha cambiado. Esta observación de Manuel González Gil, coautor y director de Gatas, versión española de la argentina Porteñas, ilustra las razones por las que resulta más interesante contar la historia a través de las mujeres que de los varones. "Esa cuestión formal", señala este prestigioso dramaturgo argentino, "es sólo la expresión de las profundas transformaciones que las mujeres han protagonizado desde la época de nuestras abuelas, una trayectoria que pasa por el sufragismo, la lucha por la igualdad de derechos, la incorporación al mundo laboral o el divorcio".
En cualquier caso, tanto González Gil como los actores Miguel Ángel Solá y Blanca Oteyza y el profesor Ángel León, adaptadores de Porteñas a la escena española, han insistido en dramatizar más la vida cotidiana que los acontecimientos con mayúsculas. "Por supuesto", agrega González Gil, "me interesaba más mostrar unas amistades femeninas a través del tiempo con unos personajes inmortales, entre comillas, que son siempre los mismos durante un siglo. Cuando estrenamos la obra en Argentina, donde permaneció cuatro años en cartel, creí que debía explicar este juego teatral de algún modo, pero enseguida me di cuenta de que no resultaba necesario".
Seis mujeres (una aristócrata liberal, una feminista de vanguardia, una integrista católica, una anarquista radical, una tendera analfabeta y una criada emigrante) van forjando una estrecha relación entre ellas a partir de un encuentro casual durante la Semana Trágica de Barcelona, en 1909. Con la casa de Cayetana, la aristócrata interpretada por María Pujalte, como espacio de reunión -"un lugar donde cambiar y crecer", en palabras de la actriz-, la fraternal amistad entre ellas salta de las luchas sufragistas de los años veinte a la turbulenta etapa republicana en 1932; desde el eterno tiempo de silencio de la dictadura franquista a la explosión de libertad de la transición, no exenta de tragedia, en 1977; desde una democracia castigada por el terrorismo a finales del siglo XX hasta el monstruoso atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
A pesar de que los seis personajes responden a tipos de mujer muy definidos, las seis actrices niegan que sean estereotipados. "De cualquier modo", comenta Blanca Oteyza, "cada mujer somos muchas mujeres y eso se pone muy de relieve en este montaje. Cada una de nosotras llevamos un poco de cada personaje". Todas defienden sus papeles con uñas y dientes. Incluso Cuca Escribano, que asume el rol más antipático, el de una mujer de extrema derecha, afirma: "La obra refleja cómo las seis mujeres van abriendo los ojos y van cambiando. Y desde luego, también el personaje que yo interpreto". El sexto personaje, la criada, representa para la actriz Paloma Montero "un homenaje a todas esas mujeres que en la sombra cuidan de nosotros". De modo deliberado, el papel de sirvienta permanece estancado hasta el final en un claro simbolismo de que la lucha de las mujeres no ha terminado.
En un descanso de los ensayos de esta obra, que se estrena mañana en el madrileño teatro Fernán-Gómez, el director y las actrices se lanzan mutuos piropos. "Hemos hablado mucho y nos hemos escuchado mucho", exclaman. Han pasado juntos dos meses de trabajo intenso y, en el caso de Manuel González Gil, quedan atrás también bastantes meses más de documentación para adaptar la argentina Porteñas a la española Gatas. Cuando descubre las fuentes que le han permitido indagar en la historia de las españolas del siglo XX, este autor teatral de sonrisa beatífica acude primero a una de sus abuelas. "He leído libros y visionado documentales históricos. Pero, sobre todo, me he inspirado en una de mis abuelas, gallega ella, que en sus últimos años tuvo la generosidad de contarme su vida".
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