Dibujos escritos en el vacío
Javier Peñafiel exhibe en la galería Joan Prats obras vinculadas con su proyecto de la Bienal de São Paulo
Pequeños personajes de mirada atónita y formas apenas esbozadas; amplios espacios vacíos y otros atiborrados de figuras; palabras y sentencias entre crípticas y mesiánicas. Todo en riguroso blanco y negro, dibujado en tinta sobre papel, montado en vídeo o pegado directamente en la pared con un sutil látex que parece pintura. Son las obras que componen la exposición de Javier Peñafiel, No verbal todo por escrito, abierta en la galería Joan Prats de Barcelona hasta el 26 de octubre.
La exhibición enlaza con el proyecto inédito que estrenará -el mismo día que se clausura la exposición- en la polémica Bienal de São Paulo, dedicada al vacío, e incluye unos dibujos de grandes dimensiones que el artista -uno de los cinco invitados a producir su obra in situ- ha realizado en la ciudad brasileña, donde ha realizado su trabajo los últimos tres meses. "Entiendo el dibujo como escritura, como medio para contar historias. Estas piezas son como un compendio de mis preocupaciones, especialmente en relación con el mundo del arte", explica Peñafiel.
En la Bienal el artista distribuirá gratuitamente 15.000 ejemplares de una agenda aprovechable de 40 páginas, cuyo nombre, Agenda del fin de los tiempos drásticos, resulta de especial actualidad en un momento en el que los fallos de un sistema capitalista llevado a sus consecuencias más extremas e insostenibles empieza a pasar factura a todos los países del primer mundo, empezando por Estados Unidos. "Al principio la idea del vacío me pareció un concepto nihilista, pero los comisarios Ivo Mesquida y Ana Paula Cohen me lo hicieron considerar desde un punto de vista más zen, casi estoico", indica Peñafiel.
En su Agenda... los días de la semana son sustituidos por nuevas categorías (jornadas comunes, propias, similares, impropias y plurales), que el artista se encarga de explicar con breves textos y dibujos. Así nos enteramos que un día plural es hiperactivo, cacofónico e inadecuado para el diálogo; mientras que un día similar es poroso, creativo e idóneo para los mejores placeres. En cambio, para la exposición de la Joan Prats, ha diseñado un minicatálogo desplegable "tamaño Mastercard", que contiene fragmentos de sus diseños y frases lapidarias.
La pericia formal del artista hace que a primera vista sea prácticamente imposible distinguir los dibujos a tinta de las piezas creadas por ordenador, donde recoloca digitalmente personajes y fragmentos de su amplia iconografía. Es la misma técnica que utiliza también en los vídeos, donde junta dibujos separados en narraciones diversas. En una esquina reposa el trajecito inmaculado del egolactante, personaje de ficción y álter ego del artista, que desde el techo de la sala parece controlarlo todo. "Parece una escultura de plástico, pero también es un dibujo", dice el artista desafiando las leyes de la física.
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