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Reportaje:Cierre del año hidrológico

La sed de los pantanos sigue en aumento

Las reservas han disminuido más de un 11% y la situación de emergencia amenaza ya a los cultivos de regadío

Ginés Donaire

El año hidrológico, que expira el 30 de septiembre, se despide dando la bienvenida a un otoño que ha irrumpido con lluvias en muchas comarcas andaluzas. Aún así, y a la espera de que las escorrentías puedan corregir ligeramente los niveles, la realidad es que los embalses andaluces están un poco más sedientos tras consumarse el cuarto año consecutivo de sequía. En concreto, las reservas han disminuido en términos generales en 406 hectómetros cúbicos (un 11,4% menos) aunque el comportamiento ha sido muy dispar, con parámetros muy similares a los del año anterior en la cuenca del Guadalquivir y con descensos más notables en las cuencas Mediterránea y Atlántica. No obstante, salvo algunas excepciones, como puede ser Málaga, los abastecimientos están garantizados durante al menos dos años, aunque no pinta lo mismo la situación para los regadíos por la situación de emergencia del sistema de regulación general.

Los agricultores planifican cultivos que demandan menos agua
"Encaramos el nuevo año con la misma precariedad que el pasado"

En la cuenca del Guadalquivir, que concentra el 67,6% de la capacidad de embalse de la comunidad, los recursos actuales son inferiores a los existentes el pasado año en unos 140 hectómetros cúbicos. En total, la cuenca se encuentra a poco más del 30%, apenas dos puntos por debajo de los que tenía al inicio del año hidrológico, pero 40 puntos menos de los que tenía a principios de 2005.

El cuarto año de sequía ha registrado una precipitación media de 430 litros por metro cuadrado, lo que equivale al 80% del valor medio interanual e inferior en un 8% al anterior año hidrológico. El primer trimestre fue extremadamente seco con una precipitación media registrada de 99 litros, igual al 45% del valor medio interanual. En el segundo trimestre, también seco, la precipitación registrada fue ligeramente superior, con un total de 105 litros. Por el contrario, el tercer trimestre, ha sido bastante húmedo, con una precipitación de 218 litros. A destacar el mes de abril, con una precipitación de 152 litros (2,8 veces su valor medio). En el último trimestre, que ha coincidido con el verano, las precipitaciones han sido de 10 litros. Al igual que en años anteriores, han sido más abundantes en la zona occidental y de menor cuantía en la parte oriental, que coincide con la cabecera de la cuenca.

La campaña de riego (que concluyó el 15 de septiembre, salvo algunas zonas regables que no habían consumido la dotación) se ha salvado con cierta normalidad.

Los desembalses realizados en el sistema de regulación general han sido de 731 hectómetros cúbicos, volumen que está por debajo de los 750 hectómetros cúbicos acordados por la Comisión de Desembalses. Las dotaciones de riego se encuentran, en general, dentro de la horquilla de 2.000 a 2.500 metros cúbicos por hectárea autorizadas. Sí que se autorizó una excepción del 10% en el caso de los regantes de Marismas, por las especiales circunstancias de salinidad y drenaje del río, y en el caso del arroz, dada las anomalías presentadas en el comportamiento del estuario en la presente campaña. Para hacer frente a las restricciones en el riego, los agricultores han planificado cultivos de menor demanda de agua, como es el caso del girasol. Se ha sembrado menos algodón, nada de maíz y ha sido una campaña difícil para los cítricos y frutales.

Los abastecimientos importantes de la cuenca tienen garantía de suministro para más de un año y, en algunos casos, hasta tres años. Un escenario bien distinto se da en el regadío. El sistema de regulación general, el más representativo de la cuenca, se encuentra en situación de emergencia y, salvo que cambie el ciclo seco de los últimos años, no hay garantía de normalidad para el próximo año. "Encaramos el nuevo año en la misma situación de precariedad que el pasado", admite Francisco Tapia, presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

En la cuenca Atlántica, después del cuarto año hidrológico de sequía, los embalses del sistema de Huelva y los de la cuenca del Guadalete se encuentran en situación de normalidad. Sin embargo, el sistema Barbate está en situación de prealerta. En este pantano se ha contabilizado un 38% menos de agua que en el año hidrológico precedente; un 25% menos en el de Los Hurones y un 15% menos en Chanzas. En cuanto al riego, se ha constatado un 30% de ahorro sobre la dotación histórica en la zona del Guadalete y hasta un 58% en el sistema Barbate. "Esto implica un importante esfuerzo por adecuar los cultivos (en algunos casos incluso sustituyendo los que requieren más agua por otros que necesitan menos) a la situación de carestía existente", señala Juan Carlos Camas, director de la Cuenca Atlántica.

Finalmente, en la cuenca Mediterránea Andaluza la pluviometría en Málaga durante el año hidrológico fue, hasta septiembre, de entre un 65% y un 70% de lo caído en un año normal, con 435 litros por metro cuadrado desde octubre a finales de agosto. En la provincia de Málaga hay un decreto de sequía vigente desde el 7 de noviembre de 2005, que afecta actualmente al Valle del Guadalhorce y a Málaga capital. La situación preocupa ahora en la comarca de La Axarquía, donde las reservas embalsadas de La Viñuela han descendido en los últimos años.

A pesar de ello, en Málaga, la dependencia del agua embalsada de los pantanos del sistema del Guadalhorce ha disminuido en los últimos cuatro años un 26%. Por ello, resultan fundamentales las reservas subterráneas y las fluyentes. En Cádiz, la pluviometría ha alcanzado una media de 820 litros mientras que en Granada ha sido de 363 y en Almería de 221 litros de media de octubre a agosto.

Altura que alcanzaba ayer el agua en el pantano del Quiebrajano.
Altura que alcanzaba ayer el agua en el pantano del Quiebrajano.JOSÉ MANUEL PEDROSA

Los agricultores ponen sus ojos en los acuíferos

Si Jaén y su área de influencia no hubieran encontrado el

maná

en los acuíferos de La Merced y Mingo, ahora sufrirían restricciones en el consumo de agua a la población. El pantano del Quiebrajano, del que se abastecía Jaén hasta hace unos años, se encuentra al 6% de su capacidad, el nivel más bajo de todos los embalses del Guadalquivir. Sin embargo, ésto obedece más a la situación permeable de esa cuenca, que hace que no todo el agua entre en el pantano. "Tendría que llover en torno a 900 litros por metro cuadrado al año para que le entrara agua, y llevamos unos años muy por debajo de esa cifra", señala José Martín, ingeniero jefe de la Confederación del Guadalquivir en Jaén.

En esta cuenca, cinco sistemas (entre ellos la regulación general) se encuentran en situación de emergencia, lo que supone agua para menos de un año. Se encuentran en su mayoría en la cabecera de la cuenca, en Jaén o Granada. Uno de ellos es el embalse del Rumblar, que abastece a los municipios de la comarca de Andújar, que está por debajo del 20%. El consumo humano de su área de influencia es de ocho hectómetros cúbicos al año, pero sus reservas se han recuperado algo en el último año y son ahora de 23 hectómetros, lo que garantiza de los abastecimientos para más de dos años.

En el resto de las cuencas, la situación más dramática se da en Málaga y su comarca de La Axarquía. Ante este escenario, la solución que se plantea es buscar otros recursos, sobre todo los acuíferos. "Cada vez llueve menos días, pero torrencialmente y con escasos efectos en los embalses. La apuesta de futuro es la gestión de estas reservas conjuntamente con los acuíferos", afirma Antonio Rodríguez, director de la Cuenca Mediterránea.

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