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Columna
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Exilio juvenil

Es evidente que el debate público vasco necesita, por un lado, aperturas, interesarse por un amplio abanico de temas pendientes, y, por otro, precisiones o concreciones que lo bajen del limbo consulto-identitario donde lo tiene acaparado el tripartito. En ese sentido, celebro que en la reciente clausura del VII Congreso de las Juventudes Socialistas Patxi López haya abordado, entre otros, el tema del éxodo de jóvenes vascos que cada año se tienen que marchar fuera de Euskadi a buscarse la vida, porque aquí la vida les cuesta mucho o todo encontrársela. Ese sí que es un tema que merece sacarse a relucir y analizarse con detenimiento por lo que tiene de diagnóstico de nuestra realidad social; de balance de una gestión tripartita que va mucho más a lo suyo que a lo de todos, y de esbozo del futuro que nos espera.

El que muchos jóvenes abandonen Euskadi cada año debe considerarse con especial preocupación

Se trata, además, de un tema imán, que atrae con fuerza otros asuntos y cuestiones. Como ejemplos de esos temas imantados vale el hecho de que somos una sociedad cada vez más longeva, lo que, siendo en sí una buena noticia, conlleva, si no problemas, al menos exigencias de calado. O que nuestro índice de natalidad se sitúa entre los más bajos del mundo. O la alerta de Confebask de que la economía vasca corre el riesgo de colapsarse por falta de trabajadores cualificados. O la también alerta del Consejo Escolar del País Vasco en el sentido de que, dada la elevada media de edad de nuestros docentes, dentro de pocos años no habrá suficientes profesores para cubrir las necesidades de los centros de enseñanza. O la escasez de personal sanitario y de médicos especialistas en diferentes disciplinas. Así de serias las cosas, el que muchos jóvenes abandonen Euskadi cada año debe considerarse con especial atención y preocupación, y con una minuciosidad que permita determinar las causas, primeras y últimas, de ese abandono y darse así, política y socialmente, la oportunidad de remediarlo.

En el citado congreso, Patxi López anunció que, si llega a Ajuria Enea, presentará para evitar este éxodo juvenil un plan integral para la emancipación de los jóvenes vascos, basado en dos pilares fundamentales: el acceso a una vivienda y la redefinición de la Formación Profesional. Es evidente que una de las razones de que nuestros jóvenes decidan marcharse puede ser que la vida en general y la vivienda en particular están en Euskadi por las nubes. En cuanto a la FP, salta a la vista que necesita con urgencia un profundo repaso, que algo se está haciendo peor que mal, formativamente hablando, cuando nuestras empresas necesitan trabajadores especializados y nuestros jóvenes se van a buscar trabajo a otra parte.

Pero creo que es importante determinar también qué parte de ese éxodo juvenil se corresponde en realidad -en su origen, condiciones y emociones- con un exilio. Con un exilio, por ejemplo, lingüístico: el de muchos jóvenes que han tenido y tienen que dejar Euskadi porque su perfil de euskera les impide cubrir no ya sus máximas expectativas, sino sus mínimas necesidades profesionales. Creo que procede calificar de nefasta, en su dimensión laboral, una política lingüística que nos ha conducido a esta paradoja: se van muchos de nuestros jóvenes por razones de idioma, mientras necesitamos contratar, a todo correr, a profesionales de fuera, sepan o no euskera o, incluso, aunque no sepan castellano.

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