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Una avería grave 'frena' dos meses el acelerador de partículas

Un fallo en la conexión eléctrica entre dos imanes paró el proyecto

Los planes a corto plazo del nuevo gran acelerador de partículas LHC, situado junto a Ginebra, se han desbaratado por completo. Una avería grave registrada en unos imanes que forman el anillo de 27 kilómetros del acelerador, acompañada de una pérdida considerable de helio líquido (el refrigerante necesario para que funcione), exigirá al menos dos meses de trabajo para hacer las reparaciones, volver a enfriar el sector afectado y reanudar las operaciones. El LHC es la mayor máquina científica jamás construida y el coste del proyecto asciende a 6.000 millones de euros.

El incidente se produjo el viernes al mediodía y se detectó en el centro de control, pero debido al derrame de helio -que limita el oxígeno respirable- los técnicos e ingenieros no pudieron entran en el túnel donde está el LHC para evaluar los daños hasta varias horas después. El acceso al túnel está prohibido cuando funciona el acelerador. La avería del viernes no supuso riesgo alguno para el personal del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), según informó esta institución.

La avería supone el tipo de percance más temido por los ingenieros y responsables del CERN en los últimos meses: cualquier fallo que obliga a calentar y volver a enfriar una parte del LHC provoca un retraso de varias semanas.

Tras la puesta en marcha exitosa del acelerador, el pasado día 10, cuando circularon los primeros haces de partículas (a baja energía), los responsables de la máquina siguieron con las operaciones de puesta a punto para lograr las primeras colisiones en pocos días.

Esta semana se registraron problemas en un transformador del sistema de alimentación eléctrica, pero fueron solventados.

El viernes se estaban haciendo las pruebas finales a alta energía -sin haces de partículas circulando, pero a cinco teraelectronvoltios- en uno de los sectores del acelerador, el denominado 3-4 (entre los detectores CMS y Alice). Se produjo una "importante pérdida de helio", acompañada de una fuerte subida de temperatura de imanes en el sector afectado, explicó el CERN. "Las investigaciones preliminares indican que la causa más probable del problema fue un fallo en la conexión eléctrica entre dos imanes, que probablemente se fundieron y provocaron daños mecánicos".

El hecho de que el sector afectado fuera el último a probar y que los otros no hayan dado problemas, era la única nota optimista ayer en el CERN. "Es como darle un caramelo a un niño y quitárselo antes de que empiece a saborearlo", comentaba ayer una científica, haciendo alusión al éxito de los primeros haces y la decepción tras la avería.

Los grandes imanes del LHC son superconductores, es decir, que están hechos de materiales que no ofrecen resistencia al paso de la corriente. Pero tienen que funcionar a 270 grados bajo cero, o pierden su propiedad superconductora. Estos imanes son piezas clave del LHC -el primer gran acelerador superconductor del mundo- que guían los dos haces de partículas que van por un tubo de alto vacío.

Si el LHC no exigiera bajísima temperatura para funcionar, la avería podría solucionarse en unos días, según el CERN.

El nuevo calendario, aún no hecho público, supone que el funcionamiento del LHC no se reanudará hasta noviembre como pronto. Dado que el plan era detenerlo en diciembre (como siempre en los aceleradores del CERN para hacer la revisión anual de las máquinas durante el invierno), quedará poco margen este año para poner la máquina en operación rutinaria.

Con rayos cósmicos

Miles de científicos de todo el mundo, que estaban esperando ansiosamente las primeras colisiones de partículas en el acelerador, se han encontrado ahora empantanados y no les queda otro remedio que esperar.

El LHC producirá colisiones de haces de partículas -aceleradas hasta casi la velocidad de la luz- en cuatro puntos del anillo de 27 kilómetros. En esos choques de alta energía se producirán nuevas partículas cuyas propiedades escudriñarán los científicos para averiguar cómo está hecho el microcosmos.

Una partícula especial, predicha teóricamente, el bosón de Higgs, que debe explicar el origen de la masa de las demás partículas, es uno de los objetivo del LHC.

Durante los dos meses de reparaciones, los físicos seguirán calibrando sus detectores aprovechando los rayos cósmicos -partículas subatómicas procedentes del espacio- que impactan en ellos. Estos ensayos ayudan a los especialistas a estar preparados para interpretar los choques de partículas del LHC. Además, los grupos aprovecharán para hace retoques en sus equipos.

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