En bicicleta por la cornisa antes de darse un baño en la bahía

San Sebastián, su centro, su Parte Vieja, el puerto y el mar de la bahía son el territorio de la infancia feliz de la actriz Bárbara Goenaga y, ahora, el recurso para el descanso y el placer cada vez que se escapa de Madrid, donde reside desde hace casi diez años por razones laborales, algo que hace a menudo. Otro de los territorios afectivos de los que no quiere prescindir en San Sebastián, son sus amigos donostiarras, con los que disfruta también en esas escapadas, improvisadas siempre en medio de los rodajes o las promociones.

Ayer se encontraba en San Sebastián después de haber participado la víspera en la gala inaugural del Festival de Cine. Ni la mínima ojera en su faz y una sonrisa espontánea que la hace creíble. Su belleza es moderna y natural y sus hábitos, también: la bicicleta es para ella, más que un medio de transporte, un placer que practica cada vez que vuelve a su ciudad.

La actriz retorna siempre en San Sebastián a lugares de su infancia

"Suelo recorrer muy temprano en bici toda la cornisa, desde el Peine de los Vientos hasta Sagüés", comenta. En Madrid también la usa, pero reconoce que es "peligrosa" tanto si va por la acera como por la carretera, de modo que restringe su uso a algunos parques de la capital.

En el carrusel de Alderdi Eder, lugar de la cita, nadie la reconoce. Es también el escenario de su infancia, el terreno que pisa siempre que vuelve. Y el paso hacia el puerto donostiarra, que también frecuenta. Allí está la txalupa familiar, la Porrot bi, que suma dos generaciones y que utilizan tanto ella como todos sus primos para salir a la bahía a darse un baño, después de haber atracado en una boya, cerca de la isla. El baño es el regalo que se da después de haber remado por la superficie del mar en La Concha. Algo impagable que añora cuando se halla en Madrid y "ahora más que antes", reconoce, porque ya ha pasado la euforia de vivir en la gran ciudad y magnifica la calidad de la vida en otra pequeña.

Y es que con sólo 25 años, Bárbara Goenaga tiene ya dos lustros de trabajo a sus espaldas, por lo que se tuvo que desplazar a Madrid. Su vocación de actriz se fraguó siengo una niña, en esporádicas apariciones en ETB a la sombra de su tía Aizpea Goenaga. De ahí saltó a series televisivas como El Comisario, Condenadas a entenderse, junto a Pilar Bardem, o El grupo, donde compartió con Unax Ugalde un papel protagonista que le popularizó con sólo 15 años, cuando cursaba sus estudios a distancia.

De la televisión saltó al teatro. Cuatro años al pie de un escenario y en contacto con el público le dieron mucha seguridad y la energía que ha ido exhibiendo en su corta, pero intensa carrera cinematográfica, de la que es un reflejo su nominación como actriz revelación en los Premios Goya de 2007, por su papel en Oviedo Express, de Gonzalo Suárez (2007).

Su salto a San Sebastián para asistir al Zinemaldia le ha supuesto un pequeño respiro antes de iniciar el lunes el rodaje de una miniserie sobre el 23-F para Antena 3, que durará cinco semanas. Después, presentará en la Seminci de Valladolid su última película La buena nueva, dirigida por Helena Taberna, en la que repite protagonismo con Ugalde.

Eso sí, antes de embarcarse en todo ello se dará otro placentero paseo en bici y el último baño con su familia. Y habrá compartido mesa y mantel con muchos amigos también desplazados al Festival. A ellos les ha guiado estos días entre las calles de la Parte Vieja, donde le gusta perderse, que considera como su casa, aunque tiene, como todos, sus preferencias.