Urkullu deja abiertas las dudas sobre la continuidad de Ibarretxe

El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, dejó ayer en el aire la continuidad de Juan José Ibarretxe como candidato a lehendakari en las prñóximas elecciones autonómicas sobre la que se ha especulado en los últimos días. Formalmente, ésta depende de la propuesta que debe hacer la dirección del partido, pero, al parecer, también de más cosas.

Sobre todo, de una conversación privada entre ambos, en la que Urkullu espera que Ibarretxe le exponga su estado de ánimo y disposición de futuro.

Urkullu se reunirá a solas con Ibarretxe antes de someter el asunto a la ejecutiva

En su primera comparecencia tras el carpetazo dado por el Tribunal Constitucional a la principal apuesta política de Ibarretxe, el líder peneuvista afirmó que a su partido le gusta "consultar con las personas que están al frente de las responsabilidades institucionales, cuál es su situación, qué balance hacen, qué proyectos de futuro creen que pueden seguir desempeñando, si se sienten con fuerzas...". "Sin estar condicionados por el pasado", precisó después.

Urkullu dejó así al descubierto, ante una cualificada y expectante audiencia en el Forum Europa Tribuna Euskadi, cuál será el tenor de esa cita entre ambos. El candidato es importante, admitió, "pero también lo es el proyecto que el PNV plantee y las personas que mejor puedan representarlo", precisó.

En ese proyecto, el PNV va a preferir "avanzar poco a poco sin llamar la atención, jugando con responsabilidad y prudencia, sin arriesgar el futuro con costosas apuestas", anunció. De las palabras del presidente del PNV, cabe deducir que el buque insignia de esta legislatura no lo será más. La consulta "no es el objetivo final" del PNV, que consiste, en cambio, en "alcanzar mayores cotas de autogobierno". ¿Cómo? De momento, por la vía de las transferencias pendientes del Estatuto de Gernika, que el PNV incluye esta vez en su negociación de los Presupuestos Generales del Estado. "No nos preocupa el éxito o el fracaso de la consulta, sino el bienestar de los vascos", añadió.

La consulta no es tampoco "la clave de la solución al problema ", que situó en "la voluntad y la lealtad entre las fuerzas políticas". Y la alianza tripartita de gobierno tampoco es intocable. Se trata de "una fórmula como cualquier otra", algo a lo que "no quedó más remedio", dijo, por la actitud del PSE tras dejar el Gobierno en 1998. "El PNV no se cierra a nada" en adelante y, "en función de retos y programas, veremos los caminos de futuro", agregó.

Urkullu dejó así expuestos los elementos de un nuevo pulso con Ibarretxe, de desenlace incierto para él, como ocurrió con el que libró en relación con la condena a ETA en las preguntas de la consulta. El PNV no ha dado hasta ahora señales de tener recambio a Ibarretxe ni de desearlo. Debido al predicamento de éste entre las bases y a la crisis interna que podría abrirse, la ejecutiva peneuvista aceptó el recorrido de todo el último año, incluida la renuncia del anterior presidente, Josu Jon Imaz. A lo que sí aspira Urkullu, como apuntó en su discurso de proclamación, es a recuperar el funcionamiento histórico del PNV, donde el partido marcaba el rumbo político a los cargos institucionales. Su mensaje de ayer pareció ir en busca de ese objetivo y de que Ibarretxe acepte abrir una nueva etapa, más acomodada a la tradición del PNV.

La incógnita está en la respuesta que Ibarretxe dé a esa condición de afrontar proyectos de futuro "sin estar condicionado por el pasado". Y, más concretamente, a su disposición a que la consulta pueda dejar de ser "clave" y "objetivo" para él o acepte abrirse a alianzas de otro cuño. Sólo después de esa cita, Urkullu transmitirá su impresión a la ejecutiva y ésta decidirá. En todo caso, el Alderdi Eguna se celebrará sin dilucidar esta cuestión, según fuentes peneuvistas.