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Reportaje:

Un kamikaze contra el mercado

La iniciativa del artista Damien Hirst de vender obra nueva en Sotheby's y sin contar con intermediarios se salda en su primer día de subasta con desigual resultado

La osadía del artista británico Damien Hirst no parece tener límites: ayer, mientras se hundían los mercados financieros y el mundo contemplaba absorto el desplome de uno de los grandes bancos de Wall Street, inició en la sala Sotheby's de Londres una subasta de sus últimas obras con vocación también de hacer historia. Hirst, ahorrándose la onerosa comisión de sus galeristas, puso a la venta 223 lotes por los que esperaba lograr, en dos días de pujas, unos 87 millones de euros.

Al poco de arrancar la subasta ya se vio que los inversores siguen refugiándose en el arte en momentos de crisis. Y que el mercado quizá haya cambiado para siempre tras lo sucedido anoche: un artista creando obra ex profeso para ser vendida sin pasar por una galería. No en vano, el de ayer fue, además de un gran día para las finanzas de Hirst, la demostración de que los intermediarios pueden sobrar, llegado el caso. El reino, un tiburón conservado en un tanque con formol que salió a subasta a un precio de entre 5,35 y 8 millones de euros, recaudó 12 millones. Sin embargo, la obra más esperada de la noche, El becerro de oro, que salía a la venta por un precio estimado entre los 10,7 y los 16 millones de euros, se quedó en tan sólo 13 millones de euros. Algo menos de lo que se esperaba tras el anterior y espectacular éxito, pero aún así fue un récord de venta del artista en subasta. La pieza The golden calf tiene, sin duda, un valor intrínseco. La de un becerro con pezuñas y cuernos de oro de 18 quilates conservado en formol en un gran tanque de cristal, aunque esté con estructura de acero chapado en oro y plata que reposa sobre un pedestal de mármol de Carrara.

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También se quedó en la zona media Oveja negra con cuerno de oro, otro animal en formol, que recaudó 3,30 millones de euros y partía en la franja de 2,68 a 4 millones. La tercera pieza más cara era Teología, filosofía, medicina, justicia, dos urnas con formol conteniendo tiburones toro y con un valor inicial de entre 4 y 5,35 millones de euros. En los lotes que saldrán a subasta hoy, las piezas más cotizadas son El sueño, un potro blanco conservado en formol, y El increíble viaje, una cebra también en el químico elemento, que salen a subasta entre 2,68 y 4 millones de euros cada una. Todas estas obras pueden parecer viejas para el lector no especializado que ha oído ya campanas sobre la costumbre de este artista de conservar animales o pedazos de animales en formol, técnica que le hizo famoso en los noventa. En realidad, se trata de obras nuevas, la mayoría nunca expuestas antes de esta subasta, y casi todas fabricadas en alguno de sus seis talleres en los que emplea a 120 personas.

Nacido en 1965 en Bristol y criado en Leeds en un ambiente difícil, Hirst demostró pronto su facilidad para aprovecharse económicamente del arte. Su amor por el dinero le ha colocado a menudo en el centro de la polémica y muchos críticos han renegado de él. El año pasado provocó carcajadas cuando sacó a la venta su obra Por el amor de Dios, una calavera con 8.601 diamantes incrustados que acabó vendiendo a un grupo de inversores por 50 millones de dólares (35 millones de euros).

En vísperas de la subasta, Damien Hirst ha contado con la agradable sorpresa de la conversión de uno de sus más acervos críticos: Peter Conrad, del diario The Observer. Hasta hace unos días, Conrad aplicaba a Hirst la máxima de Oscar Wilde "los cínicos conocen el precio de todo y el valor de nada". "He menospreciado el valor del artista en sí mismo, su aguda inventiva, su ingeniosa manufactura y su absoluta belleza", escribió el domingo pasado.

El desafío en cifras

- Entre ayer y hoy, Sotheby's subastará 223 lotes por los que el artista británico espera sacar 87 millones de euros.

- El becerro de oro, considerado el plato fuerte de la subasta y cuya estimación era de entre 10 y 16 millones de euros, se vendió por 13 millones.

- El reino, un tiburón conservado en un tanque de formol, se vendió por 12 millones y su estimación era de cinco a ocho millones.

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