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EL CÓRNER INGLÉS | Fútbol internacional
Columna
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La delgada línea roja

"Si Pelé jugara hoy se vendría a nuestro club".

Mark Hughes, técnico del Manchester City.

En 1529 las puertas de Viena ofrecieron la última línea europea de defensa contra los invasores del Este. Hoy le toca al Arsenal. Si falla, todo cambiará. El fútbol como le hemos conocido se convertirá en el pasatiempo de los mega ricos de Rusia, de Tailandia, de los países árabes y, quizá pronto, de China y la India.

El Manchester City ha pasado de manos de un ex primer ministro tailandés a las de un jeque de Abu Dabi cuya riqueza no tiene límites. Después del City, el club con acceso a más dinero en efectivo del mundo es el Chelsea del ruso Roman Abramovich. Hay otros haciendo cola; otro jeques, otros magnates orientales que se están relamiendo los labios, soñando con ofensivas hipermillonarias contra la Premier League inglesa.

El Arsenal de Cesc y Wenger es el único club capaz de plantear la duda al principio de que el dinero compra trofeos
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El Arsenal es la delgada línea roja que puede frenar la marea multimillonaria, el único club capaz de plantear la duda al principio de que el dinero compra trofeos. Ésta no es una opinión ni perversa, ni original. Dentro y fuera de los medios, se ha argumentado que si el Arsenal, el mejor equipo inglés no en manos de titanes extranjeros, es capaz de ganar la Liga se enviará un mensaje claro y contundente que resonará en toda Europa: que lo que ocurre dentro de un campo de fútbol responde a factores humanos irreducibles a dólares, libras y euros.

Bajo el mando de su entrenador Arsène Wenger, el club londinense se ha resistido a la ortodoxia dominante. Su directiva le ha ofrecido muchos millones de libras para comprarse figuras de renombre global pero él ha dicho que no; que lo sano es tener las cuentas equilibradas y reclutar a jovenes promesas, como el extremo Theo Walcott, que esta semana se ha convertido en el héroe de Inglaterra tras marcarle un hat-trick a Croacia (1-4) en la última jornada de clasificación para el Mundial 2010, contra Croacia.

Wenger se definió en una entrevista reciente. "Siento que la mejor forma de crear una identidad futbolística, de imbuir a los jugadores de nuestra cultura y de nuestros valores, es fichándolos lo más jovenes posible... Es un experimento interesante ver crecer a los jugadores con estas cualidades y con amor por el club".

Esto es lo que ha hecho Wenger también en el caso de Cesc Fábregas, cuya lealtad al francés y al Arsenal le ha ganado el afecto incondicional de la afición. El experimento alternativo al de Wenger, basado en una filosofía tan diferente a la suya como si se tratara de otra religión, es el que define hoy mejor que nadie el nuevo dueño del Manchester City, Mansour bin Zayed Al Nahyan. Su idea no es tanto cultivar el éxito desde abajo, sino implantarlo desde arriba.

Veremos esta temporada inglesa si el reino de los dioses del fútbol sigue abierto a los relativamente pobres, o se ha convertido en un club cerrado para los mega ricos.

Cesc Fábregas.
Cesc Fábregas.EFE

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