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Reportaje:

Exclusivo para mujeres

La tendencia islamista a segregar por sexos llega a hoteles y parques

Ángeles Espinosa

Detrás de una puerta que sólo se abre desde dentro, la presencia de dos empleadas sin cubrir anuncia el carácter singular de este hotel sólo para mujeres en Riad, la capital de Arabia Saudí. El Luthan, literalmente "retiro", es una primicia en un país donde la segregación sexual es ley, pero también parte de una tendencia en ascenso en esta parte del mundo: el empeño de las mujeres por hacerse huecos exclusivos en unas sociedades que no las admiten en igualdad de condiciones. Al otro lado del golfo Pérsico, Teherán acaba de inaugurar el Paraíso de las Madres, un oasis urbano donde las iraníes pueden liberarse del velo. Del éxito de la fórmula da cuenta la nutrida concurrencia que atrae el parque incluso entre semana. En un país que exige que todas las mujeres se cubran de la cabeza a los pies, aquí todas exhiben sin complejos melenas, escotes, brazos y ombligos, con una tranquilidad que sólo permite la ausencia total de hombres.

"Es perfecto para venir a practicar deportes de equipo", declara Mahsa, una estudiante de 19 años. Jugar al baloncesto en recintos mixtos con pañuelo y bata no ha de resultar cómodo. Fatemeh también se muestra satisfecha. "Dadas las normas que tenemos en Irán, necesitamos sitios así para que la gente se acostumbre a salir sin pañuelo", apunta.

En el spa de Luthan se oyen argumentos parecidos. Las saudíes llevan años reclamando espacios en los que pasearse o hacer ejercicio al aire libre. De igual forma, muchas iraníes opinan que los lugares públicos no deberían segregarse. "Pertenecen a los ciudadanos, hombres y mujeres. Hacer parques, centros de recreo o festivales separados acentúa los estereotipos femenino y masculino y establece más fronteras entre los sexos, lo que termina reforzando el discurso patriarcal predominante", señala Fariba Davudi. Esta feminista islámica advierte contra la tentación de apoyar esas fórmulas. "Tal vez se encuentren más cómodas porque pueden quitarse el pañuelo, pero esos problemas no tienen que ver con las mujeres. Están relacionados con los hombres, que prefieren ignorar las causas y dar la solución más fácil: limitar aún más a las mujeres", asegura.

Fakhrolsadat Mohtashemipur discrepa. "Hay que tener en cuenta el contexto cultural", explica la que fuera directora de oficina de mujeres del Ministerio del Interior iraní durante la presidencia de Mohamed Jatamí. Mohtashemipur fue una de las impulsoras de los parques para mujeres que se abrieron en Hamedán, Isfahán o Qom. "Pretendíamos superar la discriminación contra la mujer: no se trata de que no pueda ir a los parques públicos, sino de darle una alternativa". Mohtashemipur se opone a la segregación en otros ámbitos, como la universidad, porque "dificultaría la socialización de la mujer".

Los temores de Davudi parecen encontrar respaldo en los carteles del Paraíso de las Madres donde, junto a las clases de gimnasia, se ofrecen cursos de cocina, economía doméstica o decoración. Frente a ellos, una frase enmarcada de Jomeini recuerda que "el cambio más importante tras la revolución fue el de las mujeres". Las iraníes discrepan sobre en qué sentido. Las vigilantes que controlan los accesos al parque se encargan de recordarlo con un pitido a la que se acerca a la salida sin haberse cubierto de nuevo de la cabeza a los pies.

Recepción del hotel Luthan, un establecimiento sólo para mujeres en Riad (Arabia Saudí).
Recepción del hotel Luthan, un establecimiento sólo para mujeres en Riad (Arabia Saudí).REUTERS

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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