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Gran Premio de Bélgica
Columna
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Aceite de roca

Aunque los circuitos del Mundial de fórmula 1 no sean los mismos todos los años, siempre nos quedará Spa. El trazado belga es como el chocolate, ¡le gusta a casi todo el mundo! No es para menos... Es una sucesión magistral de algunas de las mejores rectas y curvas del mundo. Tradicionalmente destaca la zona de Eau Rouge y Raidillon pero no debemos olvidar una curva tan técnica como Pouhon, la preferida de los ingenieros. Es cierto que, con las modificaciones del circuito, ahora es más fácil pisar el acelerador a fondo en algunas zonas, pero no han desaparecido los retos que convierten el circuito de Spa en los 7 km más espectaculares de la fórmula 1.

Cuando los pilotos cruzan la línea de meta y la primera curva, La Source, a menos de 80 km/h, se encuentran con una recta que desciende hacia Eau Rouge. En la zona de Eau Rouge se afronta una fuerte bajada a la vez que se atraviesa un zigzag de giro hacia la izquierda y hacia la derecha para luego iniciar una brutal subida hacia la cumbre de Raidillon, una curva de izquierdas en la que sólo se ve el inicio del giro. En todo el conjunto de Eau Rouge y Raidillon el monoplaza sufre una combinación de aceleración lateral a izquierda y derecha y aceleración vertical positiva (que aplasta el coche contra el asfalto, en el final de la bajada) y negativa (que casi lo levanta de la pista, en la cima de Raidillon). A pesar de que toda la zona parece una leve curva izquierda-derecha-izquierda, casi aburrida y para niños si pasamos en un coche normal a 180 km/h, a 300 km/h los pilotos perciben por qué ésta es una de las mejores curvas de la fórmula 1.

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Lo más peligroso para el coche y lo más complejo para el piloto es lidiar con el brusco cambio de dirección a una velocidad tan elevada, acompañado de la fuerte bajada y la tremenda subida. La sensación es parecida a una montaña rusa, pero a una velocidad de vértigo. Técnicamente la combinación de cambio rápido de aceleración lateral y presencia de aceleración vertical negativa es lo que puede desencadenar un fallo en la mecánica de los monoplazas. En concreto, el circuito de lubricación es el más afectado. El grave problema de la zona de Raidillon consiste en que el aceite sufre una violenta sacudida de lado a lado del tanque, por efecto del cambio de aceleración lateral, y además se queda durante unas fracciones de segundo suspendido dentro del depósito debido a la aceleración negativa, que lo impulsa hacia arriba. ¡Algo parecido a lo que sentiríamos al pasar la cima de la montaña rusa!

El componente más afectado por esa pérdida instantánea de aceite es uno de los cojinetes del motor, extremadamente sensible a cualquier disminución en la cantidad de lubricante. Los equipos deben acertar con la mínima cantidad de aceite imprescindible en todo el circuito de lubricación para minimizar este problema. Es verdad que el petróleo, que significa aceite de roca, volverá a ser una de las claves en la estrategia de los equipos en Bélgica, donde el efecto de una mayor carga de combustible es muy elevado, ¡pero no olvidemos el aceite!

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