La nueva 'biblia' de la construcción
Hace sólo dos años, la calidad y seguridad de cualquier construcción realizada en España eran determinadas por las Normas Básicas de la Edificación (NBE), un conjunto de regulaciones, más bien dispersas, de cumplimiento obligado que se venían aprobando desde el año 1979. Este escenario cambia de forma radical el mes de marzo de 2006, con la aprobación del nuevo Código Técnico de la Edificación (CTE) por parte del Consejo de Ministros.
Así, entra en escena una nueva normativa, de carácter exhaustivo (su texto supera las mil páginas), global y destinada, sobre todo, a conseguir unos edificios con las condiciones de confort, seguridad, eficiencia energética y respeto medioambiental que demanda la sociedad española actual. En su desarrollo, el CTE recoge y regula todos los requisitos que deben cumplir el proyecto y la construcción de un nuevo edificio de cualquier tipo (desde viviendas a oficinas, pasando por hospitales o centros comerciales) así como cualquier actuación de rehabilitación o reforma de cierta envergadura.
De hecho, el CTE es la plasmación de uno de los principales aspectos que recogía la LOE (Ley de la Ordenación de la Edificación) en el año 1999. En aquel texto ya se autorizaba al Gobierno a elaborar una normativa integral que permitiese acercarnos a la realidad europea, superando y modernizando un marco legal que ya no ofrecía una adecuada respuesta a la demanda social de calidad en la construcción.
¿Qué regula exactamente el CTE? Lo cierto es que casi todo, y esa exhaustividad precisamente le ha granjeado críticas en el sector, sobrepasado a veces por la cantidad de parámetros a satisfacer. El CTE establece exigencias de obligado cumplimiento a partir de dos grandes ejes, seguridad y habitabilidad, que se despliegan, a su vez, en seis grandes documentos básicos: seguridad estructural; seguridad contra incendios; seguridad de utilización para las personas; higiene, salubridad y protección del medio ambiente; ahorro de energía y aislamiento térmico, y protección contra el ruido. Las teclas a tocar son muchas y diversas. El CTE nace con la etiqueta de lo que se conoce como enfoque basado en prestaciones (opuesto al que obedece más a prescripciones). En la práctica, esto quiere decir que se orienta hacia la consecución de unos objetivos determinados de seguridad, calidad y sostenibilidad, dejando la puerta abierta a la innovación tecnológica de procedimientos y materiales necesaria para alcanzarlos. De hecho, facilitar la adaptación del sector de la construcción a un entorno en el que innovación y sostenibilidad llevan la voz cantante es el otro gran objetivo del código.
Propuesta de uso de nuevos materiales, sistemas de energía solar térmica y fotovoltaica, mejoras en la eficiencia del consumo interno de los edificios, nuevos requerimientos para las instalaciones, los aislamientos, la carpintería, la seguridad... En definitiva, un compendio de parámetros a los que responder que hizo aconsejable conceder una moratoria de 12 meses para la aplicación obligatoria del CTE, excepto en los ámbitos de ahorro energético y seguridad contra incendios, en los que este plazo se redujo a seis meses. No se puede olvidar que el despliegue completo del CTE no culminó hasta el pasado mes de octubre, con la aprobación del Documento Básico de Protección contra el Ruido, que venía a solucionar las carencias formativas en el aislamiento acústico (interior y exterior) de los edificios y de una serie de últimas modificaciones al texto original de la norma. Este tema, el aislamiento acústico y térmico, marcará un antes y un después en algo tan importante como los cerramientos de puertas y ventanas. A partir de ahora, sólo tienen cabida en la construcción española los sistemas de perfiles que garanticen un elevado nivel de aislamiento.
¿Quién realiza el control del cumplimiento del CTE? El Gobierno creó con esta finalidad el Consejo para la Sostenibilidad, Innovación y Calidad de la Edificación, dividido en tres comisiones de trabajo, una de las cuales realiza el seguimiento, la evaluación y la actualización del código, que ha comportado un incremento en el coste de los edificios, que según las fuentes (promotores o administración) se sitúa en una horquilla que va del 1% al 5%.
José Luis Castellón es director general de Vekaplast Ibérica.
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