Cayucos
En otra triste repetición sin límite llegan los gritos silenciosos de los que sufren. Ahora en Gran Canaria, 14 muertos anónimos más en un nuevo cayuco de inmigrantes que partió lleno de esperanza hacia un supuesto mejor mundo, y que llegó a la deriva repleto de dolor. Si nos acostumbramos a que estos dramas humanos pasen a ser una simple estadística, nuestro corazón se enfriará aún más frente a las injusticias.
Creo que sólo nuestra conciencia del problema, y el deseo de ayudar en sus países de origen a los desfavorecidos que huyen de la nada jugándose la vida, evitarán que estas desgracias sigan repitiéndose. ¿Nos imaginamos a nosotros mismos en idéntica situación.
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