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La carrera hacia la Casa Blanca | Convención Republicana

La presencia de Palin agudiza la polarización ideológica de la campaña

La aspirante a la vicepresidencia logra que el debate sobre el aborto, la religión y la educación sexual se sume al de la guerra de Irak y la crisis económica

Antonio Caño

Sarah Palin fue elegida para completar la candidatura presidencial republicana con el propósito de potenciar sus credenciales reformistas y movilizar a la base conservadora, un tanto escéptica hasta ese momento por el peculiar expediente político de John McCain.

Lo primero es aún un objetivo por cumplir. Lo segundo parece conseguido hasta tal punto que, seis días después de su designación, la presencia de Palin le ha dado a esta campaña un nuevo tono de guerra cultural y enfrentamiento ideológico.

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"Sarah Palin y las dos Américas", escribía ayer un columnista conservador. En el centro de convenciones Xcel de Saint Paul, donde se celebra la Convención Republicana y donde anoche se esperaba con enorme expectación el discurso de Palin, el entusiasmo se ha apoderado súbitamente del público. Los principales comentaristas de la cadena Fox han ganado energía en lo que ven como una nueva batalla que librar contra el liberalismo y la izquierda.

En una campaña que parecía circunscrita hasta ahora a la situación económica y la guerra de Irak, asuntos más apasionantes como el aborto, la educación sexual, la religión, la tradición, la familia y el papel de la mujer se han convertido de repente en caballos de batalla.

"Palin es una persona de pueblo con los valores de la gente de pueblo, pero aparentemente eso es poca cosa para los que atacan a ella y a su familia", dijo el martes el ex senador y ex candidato presidencial Fred Thompson, uno de los principales oradores en la convención. En su intervención, Thompson describió a Barack Obama como "el candidato más a la izquierda de toda la historia".

También George W. Bush, que intervino el martes en la convención a través de un vídeo, aludió al carácter ideológico de esta campaña. "Si la prisión de Hanoi", dijo el presidente, "no consiguió doblegar la voluntad de McCain de hacer lo que era correcto para su país, menos aún lo va a conseguir esta irritada izquierda".

La campaña de McCain estuvo valorando durante meses cómo y en qué medida relacionarse con un presidente con índices de popularidad en torno al 30%, pero finalmente ha tenido que reconocer que Bush sigue siendo un gran aliado para ganar entre focos conservadores que se le resistían a McCain. Sus palabras del martes de que "McCain está listo para ser presidente" son una garantía, por ejemplo, para la derecha cristiana.

El flanco religioso del Partido Republicano, muy influyente en los últimos años, está convirtiendo a Palin en su heroína, y para nada ha aminorado su entusiasmo el hecho de conocerse que una hija adolescente de la candidata a la vicepresidencia está embarazada sin haberse casado.

Al contrario, la excitación aumenta con cada nuevo episodio que se conoce de la biografía de la gobernadora de Alaska. El último, un discurso pronunciado el pasado mes de junio en una iglesia del pueblo del que fue alcaldesa, Wasilla, en el que describía la guerra de Irak como una misión divina. "Están enviando a nuestros soldados a una misión encomendada por Dios. Hay un plan y es el plan de Dios", dijo, según una grabación facilitada ayer por el blog Huffington.

Uno de los frentes de esta guerra cultural es el que Palin abre como mujer y firme enemiga del aborto. La campaña de Obama ha aceptado el desafío en ese terreno y ha empezado ya a emitir en varios Estados del país un anuncio recordando las propuestas de sus contrincantes respecto a la interrupción del embarazo.

Los republicanos confían en que, a pesar de posibles discrepancias sobre ese asunto, muchos de los votos que fueron para Hillary Clinton en las primarias pueden ir en noviembre para la única mujer en las papeletas. Una de las estrategias en ese sentido es la de presentar a Palin como la víctima de un acoso de la izquierda con el compló de los grandes medios de comunicación.

"El que no vea la parcialidad de los medios contra Palin es porque no quiere", advirtió el ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani, que anoche habló en la convención. "Hay una estrategia sexista contra ella. ¿A qué viene preguntarle si se puede ser vicepresidenta y madre al mismo tiempo? ¿Le preguntan a Obama o a McCain si pueden ser presidentes y padres al mismo tiempo? Las mujeres deberían estar furiosas con lo que le está ocurriendo", añadió el célebre ex alcalde de Nueva York.

Esta polarización ideológica puede animar esta campaña y movilizar algunos votos que McCain no podía dar por seguros. Pero también puede debilitar un ángulo en el que el candidato republicano, que siempre se ha mostrado reacio a hablar de su fe y su moral, ha ganado gran reconocimiento, el de su centrismo y su aceptación entre votantes independientes y demócratas.

No es ésta una tarea olvidada, y probablemente el propio McCain, que anoche obtuvo formalmente su nominación, volverá a ella en su discurso de hoy. Mientras tanto, el hombre encargado de hacer ese trabajo es Joe Lieberman, el que fuera candidato a la vicepresidencia con el demócrata Al Gore en 2000 y que el martes fue aclamado en la Convención Republicana al asegurar que "el verdadero ticket del cambio este año es el ticket McCain-Palin".

La familia de Sarah Palin al completo recibe a John McCain y a su esposa, Cindy (derecha), en el aeropuerto de Minneapolis.
La familia de Sarah Palin al completo recibe a John McCain y a su esposa, Cindy (derecha), en el aeropuerto de Minneapolis.AP

Los piropos de Bush a McCain

- McCain está preparado para dirigir esta nación porque entiende la lección del 11-S: que para proteger a Estados Unidos debemos estar alerta, detener los ataques antes de que ocurran y no esperar a sufrir otro atentado.

- John es un hombre independiente que piensa por sí mismo, y no le da miedo decir cuándo no está de acuerdo. Creedme, yo lo sé. No importa cuál sea el asunto, este hombre es sincero y habla con el corazón.

- Algunos dijeron [a McCain] que su temprana y contundente reivindicación de enviar más tropas [a Irak] pondría en peligro su campaña electoral, pero él contestó que prefería perder unas elecciones que una guerra.

- Última encuesta. El candidato presidencial demócrata, Barack Obama, alcanzó ayer por primera vez el 50% de respaldo popular en un sondeo de la firma Gallup, mientras que su rival republicano, John McCain, lograba un 42% de apoyo.

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