Cerrada una nave de Poblenou que acogía fiestas ilegales
Los vecinos denuncian que la medida municipal llega cinco meses tarde
Ladrillo a ladrillo, tres operarios tapiaron ayer la entrada principal a la nave industrial de la calle Pallars, en el barrio de Poblenou de Barcelona, que acogía fiestas ilegales desde hace cinco meses. Otro acceso, por el que los fiesteros entraban al recinto superando una tapia que rodea la nave, quedó inutilizado por los Mossos d'Esquadra. También blindaron las ventanas y destruyeron un puñado de escaleras que los organizadores de la parranda, que cobraban tres euros por acceder a la fiesta, empleaban como entrada al edificio. El Ayuntamiento cerró el local al día siguiente de una multitudinaria protesta de los vecinos, que habían denunciado los desórdenes sin obtener respuesta. Ayer celebraron el cierre como una victoria propia y ajena al consistorio. "En un día hemos conseguido lo que los políticos no han sabido hacer en cinco meses", subrayaron.
El concejal del distrito, Francesc Narváez, quitó hierro al letargo municipal. Aseguró que el Consistorio no conoció el problema hasta finales de junio, versión rechazada por los vecinos. "Él no estaba aquí para oler las meadas que dejaban cada fin de semana", apuntó Jordi, un vecino que no quiso dar su apellido. Narváez insistió en que la Guardia Urbana ya intentó tapiar la nave en julio, pero entoncfue recibida "con una actitud muy agresiva por los residentes". Se trata de cuatro indigentes que ocupaban parte de la nave desde principios de año. Ayer abandonaron el edificio por su propio pie sin el más mínimo altercado: se declararon víctimas de las fiestas ilegales, contradiciendo la tesis municipal de que unos y otros estaban compinchados. Uno de ellos, aquejado de cáncer y con síntomas depresivos, fue acompañado por los Mossos a un centro social.
Los vecinos creyeron poco en las alegaciones del Ayuntamiento. "Les hemos colado un gol y no saben qué excusa poner", aseguraron con evidente satisfacción: los Mossos y la Guardia Urbana aumentarán la presencia policial hasta que el edificio quede inutilizado. En los próximos días se derribará la parte interior para que no pueda acoger más juergas. Hasta entonces, los Mossos están forzando a los propietarios a contratar vigilancia privada. Una medida que los dueños de la nave, que debe derribarse el próximo octubre, han accedido a sufragar. Queda pendiente resolver la falta de espacio -las empresas exigen una garita para el vigilante que el recinto no tiene- y de permisos -requiere una autorización de la Policía Nacional que ayer aún no tenían-.
No habrá más fiestas en la calle Pallars; pero quedan decenas de solares y naves industriales abandonadas repartidas por el barrio. "La zona de Poblenou atrae este tipo de fiestas ilegales. Habrá más incidencias similares", admitieron los Mossos. "No será la última fiesta. Es una lacra legal que no se resolverá", señaló un portavoz de los vecinos. Narváez también lo admitió: "Si hay fiestas ilegales en recintos privados sólo podemos actuar con una orden judicial que requiere tiempo", dijo. "No desalojaremos a 400 jóvenes, sólo podemos multar a los organizadores", añadió. El Ayuntamiento ya está tramitando tres sanciones -una por cada fiesta ilegal detectada- a los organizadores. Se trata de una organización llamada Thepsydivision o Espais Siderals, según los folletos que repartían, conocida por organizar otras fiestas ilegales en distintos puntos de Barcelona. "Si no apretamos los vecinos, el Ayuntamiento no hará nada", zanjó un vecino.
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