Ecologistas, 'hippies', antiabortistas...
Delegados con camisetas y chapas pro-Hillary y anti-Obama que juran que jamás votarán al candidato demócrata; viejos hippies con melena que piden la legalización de la marihuana; jóvenes con cresta que protestan contra el ejército de policías que ocupa la ciudad; antiabortistas con grandes pancartas de fetos ensangrentados que equiparan el aborto con el genocidio de Ruanda; ecologistas contra el cambio climático; madres que piden que sus hijos vuelvan de Irak... Todo eso, y más, se encuentran a cada paso las decenas de miles de visitantes que han acudido a Denver para asistir a la convención.
La organización Recreate 68 Alliance pretende insuflar a este evento el mismo espíritu combativo de la convención de 1968 en Chicago, cuyas manifestaciones desembocaron en disturbios, pero los helicópteros y los miles de policías que patrullan de forma incesante la ciudad no parecen estar dispuestos a permitirlo. En lugar de manifestantes agrupados, lo que hay son individuos aislados o en pequeños grupos luchando por las cosas más variopintas. La ciudad se ha convertido, especialmente el centro, en una suerte de speakers corner global donde cada uno proclama lo que le parece.
Y los que no protestan, venden. ¿Le gusta Obama? Aquí tiene camisetas y chapas del candidato. ¿Odia usted a Obama? Aquí tiene camisetas explicando la increíble injusticia de que Hillary Clinton haya sido excluida de la carrera. "Yo ya he vendido hoy varios de éstos", dice un hombre con bolígrafos con el rostro impreso de la ex primera dama.
Esto es Denver, y los dólares llegados en forma de miles de visitantes ya están llamando a su puerta.
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