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Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Estrepitosidad veraniega

Como cada año por estas fechas, los medios de comunicación nacionales (incluyendo su sección Cartas al Director) hierven de quejas ciudadanas contra el ruido. Durante una época el argumento principal que se esgrimía contra las motos que atruenan las noches, el jaleo de los bares de copas interrumpidamente abiertos con la música a todo trapo o las juergas al aire libre era la lista de males que provocaban en quienes sufren esas agresiones: sordera, cefaleas, crisis cardiacas, impotencia. Lo malo era que esos síntomas no afectaban a quienes producían el ruido, que se encontraban tan a gusto dentro de él.

Se probó con los testimonios de los eremitas y con el de los filósofos: dice Schopenhauer que la cantidad de ruido que alguien puede soportar es inversamente proporcional a su capacidad mental. Se consideró (a gritos) que era una simplificación. Y las estadísticas de que España era el segundo país más ruidoso del planeta, lejos de avergonzar a los causantes, provocó en ellos un afán por superar al más ruidoso, Japón.

Ante el fracaso de los métodos persuasivos, hace cinco años se aprobó la Ley del Ruido, transposición de una norma europea, que ponía el acento en las sanciones. Es una ley matizada: establece índices máximos de tolerancia acústica en función de la tipología urbana de cada zona, asigna límites de permisividad a cada agente emisor (máquinas, bares, vehículos) y fija márgenes más o menos exigentes en función del tramo horario de que se trate.

Un primer indicio sospechoso fue que España logró que esos márgenes se flexibilizasen de acuerdo con factores idiosincrásicos. La primera medida a que la ley obligaba era la elaboración por parte de los ayuntamientos de las 18 ciudades más pobladas de España de mapas de ruido que permitieran conocer la incidencia del problema y la presentación de los planes de actuación.

Esos mapas debían estar listos antes de agosto de 2007. Tan sólo seis de los 18 municipios han cumplido esa obligación. A falta de silencio para concentrarse en sus tareas, los ediles han optado por la parsimonia: para evitarse cefaleas, crisis cardiacas, etcétera.

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