Derecho a la intimidad
Hemos asistido estos días a todo un despliegue informativo en los medios de comunicación con motivo del trágico accidente de Barajas. Se han visto las pocas imágenes disponibles del lugar de los hechos y se ha perseguido a los familiares de las víctimas que, desesperados, se desplazaban de un sitio para otro intentando conocer la ubicación exacta de sus seres queridos y, sobre todo, su estado.
Algunos contestaban a las preguntas de los reporteros con mirada ausente; muchos se limitaban a pasar de largo mirando la cámara con expresión dolida; otros intentaban sortearles tapándose la cara para no ser reconocidos.
Pero, más allá de tanta conmoción y tristeza por lo sucedido, me hago una reflexión: ¿es lícito invadir el dolor de familias enteras con cámaras y micrófonos? Nos hemos acostumbrado a esas imágenes de reporteros intentando conseguir unas palabras de gentes famosas, en gran parte gracias a los programas del corazón y revistas de esta temática; pero estas personas son hombres y mujeres anónimos destrozados por el sufrimiento y que merecen todo nuestro respeto, pues nunca han vendido una exclusiva ni han puesto a disposición de la audiencia su vida personal.
¿Dónde termina el derecho a la información y dónde empieza el derecho a la intimidad? Creo que es un buen momento para planteárnoslo.- Mayte Moro Artalejo. Madrid.
Aunque la tragedia haya sido tremenda, ello no justifica el tipo de esquizofrenia informativa con que la están tratando determinados medios. La precipitación, la especulación sobre las causas y los aspectos más sensacionalistas de la misma es lo que destaca en la información que algunos de ellos nos ofrecen. ¿A qué viene preguntar lo que sienten a los familiares de las víctimas, como continuamente se está haciendo? ¿Qué, no está claro? Un mínimo sentido del pudor debería llevar al respeto por los sentimientos íntimos de esas personas y a no hurgar en sus heridas. Por ello me parece bien que un juez haya prohibido el hacer y publicar determinadas fotografías. ¿Qué prisa hay en conocer las causas del accidente y exigir responsabilidades? Ese acoso informativo puede propiciar la precipitación, la falta de ponderación y el error. Es lo que ocurrió después del 11-M, y que motivó que el PP perdiera las elecciones tres días después. La comisión independiente investigadora precisa de tiempo y serenidad para realizar su trabajo con objetividad. La prisa en conocer las causas y los culpables, el sensacionalismo y el dejarse llevar por los aspectos emocionales, no devolverá la vida a las víctimas ni ayudará a sus familiares. Lo único que propicia es el morbo.
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