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Reportaje:El conflicto del Cáucaso

La crisis de Georgia paraliza la ONU

Rusia exige una resolución que reconozca los deseos de independencia de Abjazia y Osetia del Sur - EE UU denuncia a Moscú por incumplir la retirada total de tropas

Naciones Unidas está completamente atascada, paralizada, incapaz de aportar una solución política a la crisis abierta en el Cáucaso. El conflicto está poniendo en evidencia la impotencia de la institución para cumplir su misión de velar por la paz mundial. La reunión del Consejo de Seguridad celebrada la pasada madrugada acabó como empezó, con dos propuestas rivales de resolución sobre la mesa para que la ONU certifique el plan de alto el fuego auspiciado por la Unión Europea. En Moscú, el Kremlin anunció ayer que ha completado el repliegue de tropas de Georgia, pero Estados Unidos y Francia pusieron en duda tal afirmación.

En los pasillos de la ONU, muchos se preguntan dónde está su secretario general, Ban Ki-moon, en estos momentos. La división entre los miembros del Consejo de Seguridad impide el consenso para cerrar el conflicto, que alcanzó su máxima tensión cuando Rusia envió a sus tropas a Georgia el 8 de agosto con el argumento de defender a sus conciudadanos en las regiones separatistas de Abjazia y Osetia del Sur.

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Rusia, patrocinador de uno de los textos que se discuten en el Consejo de Seguridad, cuenta en su cruzada con el apoyo de China, mientras que Francia hace de portavoz de Reino Unido y Estados Unidos. Los cinco países, con poder de veto, tienen formas diferentes de interpretar los principios de la Carta de las Naciones Unidas a la hora de justificar su posición. Moscú invocó su derecho a intervenir para proteger a sus nacionales ante lo que calificó como una "operación de limpieza étnica" orquestada por parte de Georgia, e insiste en que cualquier resolución debe tener en cuenta la voluntad de independencia de los ciudadanos de Osetia del Sur y Abjazia.

Son los mismos argumentos utilizados por la OTAN, y después por la ONU, en el caso de Kosovo, según el embajador ruso ante el organismo, Vitaly Churkin. Una justificación que no aceptan las potencias occidentales, cuya posición se sustenta en el respeto del principio a la integridad territorial y la soberanía de Georgia.

Y ahí está el escollo principal a la hora de consensuar una resolución que dé el primer paso hacia la solución política de la crisis. De hecho, el borrador ruso está diseñado para contrarrestar la propuesta francesa, que reafirma la integridad territorial de Georgia dentro de las fronteras reconocidas internacionalmente.

El otro problema es que el plan de paz acordado por el presidente ruso, Dmitri Medvédev, y el francés, Nicolas Sarkozy, no precisa el número de tropas rusas que podrán permanecer en Georgia. Washington quiere claridad, porque teme que las ambigüedades sienten un precedente incómodo.

La falta de acuerdo está dañando a la credibilidad de la ONU a la hora de hacer frente a este tipo de crisis. Los países del Consejo de Seguridad son conscientes de ello, y por eso, durante las consultas, algunos reiteraron la necesidad de que se avance hacia un texto que sea aceptado en bloque. "Es un proceso en evolución", indicaron fuentes del organismo. Un proceso en el que se echa en falta al secretario general de la ONU, que regresó el pasado fin de semana de sus vacaciones y se reunió con los embajadores de Estados Unidos, Francia, Georgia y Rusia en la que fue su primera intervención desde el estallido de la crisis.

Mientras, Rusia anunció ayer que ha terminado la retirada de sus tropas de Georgia y se ha replegado a una zona de seguridad y a Osetia del Sur, informa desde Moscú Rodrigo Fernández. Con ello, la parte rusa da por cumplido el acuerdo que firmó con Sarkozy. Desde Osetia del Sur, la mayoría de las tropas rusas deberá ser evacuada a Rusia en los próximos días. El Kremlin ha insistido en que un máximo de 500 soldados permanecerán en la llamada zona de seguridad de esa región separatista, y que éstos actuarán como fuerza de paz en concordancia con los acuerdos de Dagomís (Sochi) de 1992, que pusieron fin a la guerra anterior.

EE UU y Francia afirmaron ayer que Rusia no ha completado la retirada y recordaron que está obligada a replegarse a las posiciones previas a la invasión de Georgia. La discrepancia parece residir en la zona de seguridad. Los acuerdos de 1992 fijaban que los militares rusos tendrán un corredor de entre seis y 18 kilómetros en territorio propiamente georgiano. Esa zona ha existido siempre desde 1992. Lo que sucede es que, como se daba por congelado el conflicto, y no se veían amenazas por parte de Tbilisi para Osetia del Sur, se decidió dar el patrullaje de esa zona a la policía georgiana. Ahora las cosas han cambiado y Rusia se quiere encargar del control en esa franja, donde en la primera línea instalará ocho puestos con un total de 272 hombres; en la segunda línea habrá 10 puestos, con 180 soldados. Washington dice que esa zona tapón no forma parte del acuerdo.

Un convoy de camiones y blindados rusos sale ayer de Osetia del Sur en dirección a Rusia.
Un convoy de camiones y blindados rusos sale ayer de Osetia del Sur en dirección a Rusia.AFP
Vídeo: CNN+

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