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Valencia se prepara para la Fórmula 1

Primeras molestias por el dispositivo de seguridad

"A mí todas estas molestias no me compensan por un día" se queja Romaria Martínez, regente de uno de los bares de J. J. Dómine. El corte de seguridad impuesto desde ayer en el barrio del Marítim ya le está causando pérdidas. "Los trabajadores del puerto no pueden llegar hasta aquí, me han dicho que esta semana no vendrán a tomar café".

Martínez se queja por su establecimiento, pero no solo por eso. La mayoría de los vecinos del barrio del Grau protestan por la desinformación. Ayer, al despertar se encontró con más restricciones de circulación que las anunciadas por Tráfico: es el caso de la avenida del Puerto con Serrería o la calle de la Reina con Mediterráneo. Desde ayer y hasta el viernes la entrada en Marítim está circunscrita a los vecinos, transporte público, ambulancias y coches de reparto. El viernes, todas esas facilidades menguarán.

"Yo me siento enjaulada" asegura Amparo Calomarde, vecina del barrio desde hace 30 años. A su lado, Jesús Vicente sentencia que es injusto que un barrio con una gran proporción de gente anciana sufra todas estas incomodidades. "Es indignante, nunca había tenido que enseñar mi DNI para entrar en mi propia casa".

Sobre las cinco líneas de autobuses de refuerzo que el Ayuntamiento ha anunciado para los días de la prueba, los vecinos prefieren no opinar. Dicen que son parches. Una infraestructura pensada para turistas.

Por otro lado, Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) anunció ayer un refuerzo del Metro durante el fin de semana. A pesar de que la huelga sigue vigente y que limitará los servicios en un 10%, la empresa asegura que la "programación especial satisfará la demanda de los viajeros".

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