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La crisis paquistaní

EE UU prevé duplicar la ayuda para el futuro presidente

Rice promete paliar la escasez de alimentos en el país asiático

El presidente de EE UU, George Bush, vio ayer marcharse a uno de sus más firmes aliados en la guerra contra el terrorismo. Desde su rancho tejano de Crawford, Bush alabó profusamente al presidente paquistaní por "sus esfuerzos para conseguir una transición democrática en Pakistán y su compromiso en la lucha contra Al Qaeda y otros grupos extremistas", informó un portavoz de la Casa Blanca. La secretaria de Estado, Condoleezza Rice, manifestó que Estados Unidos deberá duplicar la ayuda que destina a Pakistán con el objetivo de poner freno al incremento del terrorismo y combatir la falta de alimentos y energía en el país.

Durante semanas, tanto el presidente como la secretaria de Estado se habían negado a discutir una posible retirada del general. "El asunto no está sobre la mesa", llegó a decir Rice el domingo, un día antes de que se conociera la dimisión. Ayer, no ahorró elogios. "Le debemos una profunda gratitud. La de apoyar a Estados Unidos en su guerra contra el terrorismo fue una decisión crítica". Rice expresó su deseo de mantener esta alianza política con el primer ministro Yousaf Raza Gillani y con el sucesor.

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Los candidatos de las elecciones presidenciales de noviembre, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, alabaron por su parte la dimisión de Musharraf. "Ha tomado la decisión correcta", dijo Obama. "Es un paso hacia la estabilidad política de Pakistán", aseguró McCain.

Modernizar el Ejército

Estados Unidos ha destinado 10.000 millones de dólares en modernizar el Ejército paquistaní. Este dinero debería haberse empleado en la lucha contra la insurgencia islamista en el noroeste del país, convertido en tierra de nadie. Sin embargo, más de la mitad de estos fondos nunca llegó al Ejército, según reveló este año una investigación del Congreso estadounidense. Como Bush necesitaba mantener a Musharraf contento para seguir utilizando su país como base para capturar terroristas, no hubo protestas.

Tras el 11-S, Musharraf pasó de ser uno de los pocos mandatarios que reconocía diplomáticamente a los talibán a un firme aliado de Washington en su intento de destruir Al Qaeda. El general fue, además, un muro de contención para el fuerte sentimiento islamista que recorre el país, a menudo solidario con la causa talibán y Osama bin Laden, al que se supone refugiado en el noroeste del país.

Fueron los lugartenientes del general quienes cazaron a 600 terroristas tras los atentados del 11-S, incluyendo a muchos de los que acabaron en las celdas de Guantánamo, como Khalid Sheikh Mohammed y Ramzi Binalshibh. En un gesto de gran sintonía con Bush, Musharraf llegó a prohibir los grupos islámicos, que habían sido creados y armados por sus servicios secretos. El sacrificio le valió dos intentos de asesinato en 2003, por parte de terroristas vinculados con Osama Bin Laden y con su lugarteniente, Ayman al Zawahiri.

La CIA mantiene agentes en instalaciones militares del montañoso noroeste del país, en los alrededores de Peshawar.

George Bush, junto a Condoleezza Rice, el sábado en su rancho de Tejas.
George Bush, junto a Condoleezza Rice, el sábado en su rancho de Tejas.AP

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