La línea 9 avanza a trompicones
Pasará por Sarrià a 60 metros de donde preveía el proyecto original - Transcurrirá por debajo del Miniestadi y se adentrará en el Club de Polo, en cuyo jardín se instalará un pozo de extracción
La plaza de Prat de la Riba de Barcelona es uno de esos lugares malditos a los que no puede llegar peatón alguno. En realidad es una rotonda ordenadora del tráfico de las calles de Mitre y Dom Bosco, la avenida de Sarrià y la calle de Numancia. Un caos semiperpetuo. Y además estaba amenazada por una obra colosal: allí se había previsto una parada de la línea 9 del metro. No se hará. El nuevo trazado del tramo entre la zona universitaria y Mandri, aprobado por la Generalitat esta misma semana, la desplaza unos 60 metros hacia el interior de Sarrià y la coloca en la calle de Francesc Carbonell. No es el único cambio de un tramo de 3,8 kilómetros que, según reconoce un alto cargo de Política Territorial, era el que les "despertaba más dudas".
Tantas que se encargaron más de medio centenar de catas más del terreno, ante la evidencia de que es una de las zonas con un subsuelo más variable. Allí conviven desde la roca de alta dureza hasta las tierras finas. Y esto supone un problema, porque las tuneladoras no funcionan igual en un medio que en otro. En algunos casos es necesario cambiar las cuchillas de excavación, lo que comporta enormes costes y dilaciones en la obra. En otros, en cambio, se procede a "engañar a la máquina". Es decir, cuando ésta empieza a excavar, se inyecta espuma de modo que el armatoste perciba a la vez una parte dura y otra blanda, y crea que actúa sobre un terreno medio.
La optimización de la tuneladora en un terreno desigual ha sido un criterio para las modificaciones en el trazado, pero ha habido más. Se ha procurado evitar el paso por debajo de edificios de viviendas y, además, se ha intentado que los pozos de extracción de tierra afectaran lo menos posible al tráfico y a los vecinos.
Además ha habido casos en las las alegaciones de los residentes tenían que ser escuchadas, señala la misma fuente. Y cuenta que la parada de Sarrià, que servirá también de intercambio con las líneas de Ferrocarrils del Vallès y de Reina Elisenda, caía justo delante de un aparcamiento de vecinos que también quedaba afectado.
Con todo, el nuevo trazado entre las estaciones de Campus Sud (zona universitaria por debajo de la Diagonal) y Mandri pasará por lugares muy emblemáticos de la ciudad, por ejemplo bajo el Miniestadi del Barça, y se adentrará en los terrenos del Club de Polo, en cuyo jardín se ha previsto un pozo de extracción. "Las obras afectan al club, pero no excesivamente; no hará falta que los obreros se hagan socios", ironizó otro dirigente del Departamento de Política Territorial. A cambio, se perjudica mucho menos al tráfico rodado de la zona. En la parte norte de la Diagonal, el túnel discurre bajo el rectorado de la UPC, tras el Palau Reial. Una segunda variación destacada es la del trazado que va de Manuel Girona a Sarrià. Además de la estación, el túnel ahora previsto deja de ir bajo edificios de viviendas para discurrir bajo el patio de colegios religiosos situados en la zona. En cambio, en este caso, la afectación del tráfico de la calle de Dom Bosco será realmente importante, de modo que habrá que proceder a reordenar el tráfico.
En Sarrià se ha efectuado otra modificación de calado: en vez de circular por el lado de Via Augusta más próximo al Besòs, lo hará por el lado Llobregat para adentrarse justo bajo el nuevo edificio de dos empresas públicas: Ferrocarrils de la Generalitat y GISA.
"Algunos cambios eran obligados por la reubicación de las estaciones. Las curvaturas de una línea de metro no pueden superar determinados grados, de modo que ha habido que cambiar el trazado". Y no sólo eso. Un metro puede circular con una pendiente máxima del 4%, de modo que se han retocado los planos por los que circula, acortando en algunos casos la profundidad en varios metros. "Hemos conseguido que la pendiente máxima sea del 2%", explican técnicos de Política Territorial. En Sarrià habrá dos pozos de ataque de la obra (punto de interconexión entre la superficie y el túnel). Uno, junto al colegio del Sagrado Corazón, y el otro, en la calle del Cardenal Sentmenat.
Conexiones más fáciles
La línea 9 del metro está pensada, desde su origen, como un hilván que recose las grandes líneas de metro y de Ferrocarrils en Barcelona, salvo la estación de Sants. En un extremo estará la Sagrera, con tres líneas de metro (la 1, la 4 y la 5, además de Renfe), y en el otro, la Torrassa (la 1 y Renfe).
El tramo sacado a información pública esta semana por Política Territorial es una muestra de esta voluntad de hacer del sistema de transporte ferroviario urbano una verdadera red interconectada.
Son apenas 3,8 kilómetros (de los más de 40 de la línea entera), pero en ellos habrá diversos puntos de intercambio, Así, con la línea 3 y el tranvía del Llobregat: la parada de Zona Universitària. Otro punto de intercambio será la estación de Sarrià, donde la línea 9 coincidirá con la de Sarrià de Ferrocarrils de la Generalitat y con las de Sabadell y Terrassa.
Las dos estaciones que limitan con este tramo son también puntos de intercambio. Por el sur, la estación de Collblanc, que conectará la línea 9 con la línea 5 del metro. Por el otro extremo, la estación del Putxet, donde se podrá conectar con la línea de Ferrocarrils de la Generalitat que une la plaza de Catalunya con Sant Gervasi.
Para que nada falte, en el punto extremo de la línea que va desde la Fira hasta el aeropuerto las vías serán compartida por los trenes de la línea 9 con los de la línea 2, dando doble servicio al aeropuerto y su área de influencia, y permitiendo que los usuarios opten entre una vía de penetración rápida al centro de la ciudad (la línea 2) o una que rodee Barcelona siguiendo, aproximadamente, la línea que marca la Ronda del Mig.
El mayor inconveniente es el tiempo. No funcionará al completo antes de 2014.
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