Prisión para dos etarras por dos atentados de 2001
El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz envió ayer a prisión incondicional y sin fianza a los etarras José Antonio Olarra Guridi y Aloña Muñoa, entregados el pasado martes por Francia para ser juzgados en España por sendos atentados cometidos en 2001.
Olarra, ex jefe del aparato logístico de ETA, ordenó la colocación de un coche bomba frente al hotel Calafont de Salou (Tarragona) el 18 de agosto de 2001. El ataque no provocó muertes, aunque sí heridas a 14 personas así como numerosos daños materiales. Olarra fue el encargado de organizar el comando que perpetró el ataque.
Durante los registros de los domicilios de los terroristas, la policía encontró una carta suya que daba instrucciones, fechas y lugares donde recoger material para cometer atentados. El ex dirigente de ETA está también condenado por su implicación en el atentado de Vallecas (en el que murieron seis personas en 1995) y por ordenar el asesinato del ex fiscal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía Luis Portero en 2000.
Aloña Muñoa, miembro del comando Ttotto, fue detenida en Francia en febrero de 2003. Se encontraba en busca y captura por colaborar en la huida y protección de los autores del intento de voladura del centro de menores de Zumarraga (Guipúzcoa) ordenado por Xabier García Gaztelu, Txapote, el 22 de febrero de 2001. Era la compañera sentimental de Iñigo Guridi Lasa, miembro como ella del comando y autor material del asesinato del periodista José Luis López de Lacalle.
Violencia callejera
Pedraz también decretó la prisión, aunque eludible con fianza de 6.000 euros, del único detenido en el ataque contra la Subdelegación del Gobierno en Álava la madrugada del martes, Aliande Hernández. El joven, acusado de lanzar cócteles mólotov contra el edificio oficial, evitó la prisión incondicional que solicitaba el fiscal al estimar el juez que no se dará a la fuga por tener arraigo familiar en España y porque los daños fueron menores.
El ataque fue perpetrado por un grupo de encapuchados que lanzaron artefactos incendiarios contra una garita de la subdelegación. Además de ennegrecer la pared, el ataque afectó a un vehículo de la policía local que se encontraba aparcado en las cercanías del edificio.
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