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Reportaje:

Ni destierro, ni alejamiento, ni detención

El último asesino machista violó todaslas órdenes judiciales en Logroño

Llevaban juntos 30 años y habían llegado a España desde Rumania, como tantos otros, en busca de una vida mejor. De su convivencia habían nacido dos hijas, ahora con 24 y 21 años. Pero su sueño fue una pesadilla de gritos, amenazas y golpes. La justicia tomó medidas. Pero las órdenes de alejamiento, de destierro y de detención no sirvieron para frenarle. En la noche del domingo, la asesinó y se suicidó en plena calle.

La unidad de vigilancia llamó al bar familiar la tarde del crimen

M. S., de 52 años, esperó a su mujer, T. S., de 49, a las puertas del bar Juncal, que la hija mayor del matrimonio regentaba en Logroño, y le asestó varias puñaladas en el abdomen. Alertados por los gritos de la agredida, algunos vecinos intentaron socorrerla. Antes de que pudieran separarlos, el agresor se suicidaba en plena calle, con el mismo cuchillo con el que había herido mortalmente a su mujer. Ella acabó muriendo, a las 6.30, en el hospital San Pedro de la capital riojana.

No sirvieron de nada las sucesivas medidas judiciales contra el agresor. M. S. había aceptado una pena de destierro de seis años para compensar la condena de un año de prisión que le había sido impuesta por malos tratos. Desde el 1 de marzo había además una orden de alejamiento pedida por ella. Y desde el pasado 29 de abril él estaba en situación de búsqueda y captura, ya que, según reveló Ana Luisa López, abogada de la víctima, había telefoneado a su ex mujer (de la que se había divorciado por mutuo acuerdo hacía dos años) para exigirle que volviera con él y comunicarle que pensaba suicidarse en caso de que no accediera a su petición.

Ayer podían verse todavía varias pintadas amenazantes en la fachada del Juncal. Uno de los vecinos manifestó que habían aparecido la víspera y que la víctima había comentado que "no entendía lo que decían". Nadie lo había denunciado.

Los vecinos y clientes definen a T. S. como "una mujer agradable y muy trabajadora". El Juncal es un popular bar de tapeo de los que existen muchos en la zona. Precisamente fueron los clientes de un establecimiento cercano los primeros en llegar, mientras un vecino intentaba detener al agresor arrojándole un objeto contundente desde la ventana de su casa.

El matrimonio residía en Logroño desde 2005, año en el que ambos consiguieron los papeles para residir legalmente en España. La pareja se divorció poco después, en principio de mutuo acuerdo, pero este año el acoso por parte de él continuó y ella interpuso otra denuncia. Después de las últimas llamadas amenazantes, la mujer comenzó a recibir vigilancia policial a la vez que se decretaba una orden de busca y captura contra el agresor.

T. S. creía no estar en riesgo, porque situaba a su pareja en Madrid o fuera de España, según el delegado del Gobierno, José Antonio Ulecia. Según dijo, estas impresiones habían llevado a calificar la situación como "de riesgo bajo". Según esta versión, la Unidad de Vigilancia de Género había formulado diversos ofrecimientos que no fueron atendidos porque la mujer parecía sentirse segura.

La última llamada se produjo a las 16.00 el mismo domingo en que T. S. iba a ser asesinada. Pero una de las hijas aseguró que "todo estaba tranquilo". Ni siquiera comentó las pintadas.

Ana Santos, responsable de la Unidad de Violencia de Género, subraya que "hay 350 mujeres sometidas a diversos grados de vigilancia en La Rioja", pero admite que la protección total no existe.

Este crimen eleva a 32 la cifra de fallecidas en España en lo que va de año debido a la violencia machista, de las que casi un 40% son extranjeras.

Fachada del bar que regenta la hija de la víctima en Logroño.
Fachada del bar que regenta la hija de la víctima en Logroño.EFE

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