Por el bien de la Patagonia

Cuando viajo por las carreteras de la Patagonia, una zona con paisajes parecidos a Noruega -pero que está a años luz por la falta de inversión-, veo carteles sobre la construcción de centrales hidroeléctricas; cuando leo artículos que se oponen al tema, sus autores, que no viven en Chile, indican lo que deben hacer los chilenos y recomiendan que se invierta en energía sostenible.

Todos sabemos que sin la ayuda del Estado no son rentables y el Gobierno de Chile tiene otros problemas más graves que necesitan dicha inversión.

Todos quieren el bienestar, pero nada se decide con recomendaciones extranjeras a no hacer nada en aras de mantener una zona maravillosa. En el invierno austral hay problemas energéticos de cortes por la falta de suministro de gas del país vecino, con hospitales llenos de personas con enfermedades respiratorias debido a la contaminación.

Todos sabemos que la producción de energía hidroeléctrica es de las más baratas y no contamina. La construcción de las represas inundará algunas zonas pero considero que es un precio mínimo por los beneficios que reportará. Hablar de destrucción planificada o grandes impactos ambientales es ser muy demagógico y muy parcial.

Lo que hay que buscar es el equilibrio entre lo que se necesita y cómo se puede obtener y sin duda, una parte que se quede en la Patagonia para la mejora de las infraestructuras de sus habitantes que lo agradecerán. Si no se hace, el agua seguirá su camino al mar sin dar ningún beneficio.