_
_
_
_
Reportaje:

El mejor conservado

El dueño de Frinsa presume de no haber faltado un día al trabajo en 62 años

Los médicos que le estaban haciendo un reconocimiento médico en París cruzaron una mirada alarmante cuando acabó de desvestirse. Ramiro Carregal (Vilagarcía de Arousa, 1927) esperó noticias. "Hay un fallo. La fecha de nacimiento está mal", avisó un galeno. "No se creían los años que tengo". Lo acribillaron a preguntas sobre sus hábitos y acabaron llamando a otros colegas para que presenciasen su lozanía.

Cuesta creer que el presidente del Grupo Frinsa, la conservera que surte de marcas blancas a las grandes superficies comerciales, peine 81 años. "No hay secretos. Camino de una a dos horas todos los días y no he dejado de trabajar ni un solo día desde hace 62 años", comenta con orgullo. Su número de afiliación a la Seguridad Social es el 374 de la provincia de Pontevedra. Carregal descuelga de la pared de la sala de reuniones un certificado que acredita que en estos 62 años no ha causado baja ni un solo día por enfermedad o accidente. "Es de récord Guinness y será mucho más asombroso porque voy a vivir 15 años más y pienso continuar en el tajo".

A sus 81 años está seguro de que vivirá 15 más sin dejar el tajo
Tiene 1.200 empleados y fabrica 4 millones de latas de conserva al día

Podría dedicarse a pasear a sus cinco nietos por la ría en su yate modelo Fairline. Con su hijo Jorge, director general y administrador único suplente, la sucesión está garantizada, pero Ramiro Carregal rezuma vida. Se levanta a las ocho de la mañana. Si no se encuentra de viaje, a las nueve su Bentley verde ya está aparcado en el polígono industrial del Xarás (Ribeira), por donde se expanden las ocho factorías de este gigante de la conserva que nunca quiso comercializar su propia marca. Frinsa emplea a 1.200 trabajadores directos y produce al día cuatro millones de latas. El fundador, presidente, consejero delegado y administrador único acostumbra a comer en la fábrica y no se marcha hasta las nueve o diez de la noche. A no ser que retransmitan un partido de fútbol, su gran pasión.

Carregal, pionero en España en frío industrial; en Europa, en la comercialización de túnidos congelados; en el mundo, en la fabricación de lomos congelados y refrigerados de túnidos; fundador de cuatro sociedades en el extranjero y cinco en España; dinamizador de la comarca del Barbanza con el patrocinio de 19 actividades sociales culturales y deportivas; y con 31 distinciones colgadas en la pared, también ha sido uno de los descubridores de los hermanos Fran y José Ramón González, los ex jugadores del Deportivo: "La primera vez que los vi dije que Fran sería internacional y que José Ramón jugaría en Primera. No me equivoqué. Los dos formaron en el equipo de fútbol sala de Frinsa. Era una delicia ver a ese equipo".

Carregal es un conversador extenso. Lleva mucha vida en las alforjas. A los 20 años fue seleccionado por la multinacional MNSA para crear y timonear empresas siderometalúrgicas y minas de estaño y volframio. Durante 17 años examinó las costuras de los lugares más exóticos del mundo. El mismo día que llegó a Bolivia mataron al Che Guevara. Luego a él tuvieron que sacarlo las fuerzas aéreas argentinas porque el dictador Banzer le retiró el pasaporte y quería matarlo.

Pero ante todo se distingue por la elegancia. Esta tarde viste un exclusivísimo traje Brioni, calza zapatos Stefanelli y él mismo ha diseñado la camisa. Sus abrigos blancos son comentados en todos los saraos. "Nadie se atreve a poner mis trajes. Con la elegancia concurren cuatro factores: hay que nacer, tienes que querer, necesitas vivir en ciudades elegantes y, por último, hace falta dinero".

Son las nueve de la noche y el jefe es el último en salir de Frinsa. Hoy no tiene que acudir a ningún acto social. Lo invitan a todos. "Soy siempre el último en levantarme de la mesa. Me gusta pasarlo bien". No tiene plan pero tampoco se acostará con las gallinas. "Aunque esté en casa no me voy a la cama hasta las tres de la mañana. Yo he vivido mucho más porque duermo menos.No es que me llegue con cinco horas de descanso. Soy el tío con más sueño del mundo, pero merece la pena porque, si duermo, no disfruto".

Ramiro Carregal, en el despacho de su fábrica repleto de diplomas y recuerdos.
Ramiro Carregal, en el despacho de su fábrica repleto de diplomas y recuerdos.XURXO LOBATO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_