No segregamos, incluimos
El fenómeno de la inmigración causa en nuestras ciudades un impacto importante y es obligación de las instituciones el tomar medidas en pro de superar las dificultades que genera a escala social y el estrés causado en los servicios públicos con el objetivo de facilitar la integración de los nuevos ciudadanos, evitando su marginación y exclusión, y para mantener la necesaria convivencia y cohesión social. Las dificultades que se originan con la llegada masiva de inmigrantes hay que gestionarlas, y esto requiere de actuaciones y medidas concretas, nuevas e imaginativas. Las actitudes puramente contemplativas de poco nos servirían.
El espacio de bienvenida educativa (EBE), que el Departamento de Educación de la Generalitat pondrá en funcionamiento el curso 2008-2009 en Reus y Vic como pruebas piloto susceptibles de ser reformadas, serán espacios de apoyo y asesoramiento a los recién llegados y a sus familias antes de proceder a su escolarización definitiva. El objetivo es facilitar la incorporación de los nuevos alumnos en el sistema educativo con plenas garantías. Ni segrega ni margina en tanto que los EBE son espacios transitorios que buscan facilitar las herramientas necesarias para afrontar con garantías la llegada a un centro convencional, evitando además un goteo incesante de nuevos estudiantes en las aulas que no puede ser asumido por los educadores y que pone en peligro el mantenimiento de la calidad.
Vic siempre ha trabajado, y en esta senda nos mantenemos, por la inclusión y la integración
La iniciativa impulsada por el consejero Maragall responde a una situación concreta. Cataluña ha aumentado la población en un 17% en tan sólo 10 años y, aunque no sería exacto atribuir este aumento única y exclusivamente a la inmigración, es correcto atribuirle un protagonismo importante. Así, en Vic, la población inmigrante representa el 24% del total, una cifra nada desdeñable y bastante superior a la media de las ciudades catalanas.
Esta nueva realidad también ha tenido sus efectos en el sistema educativo catalán. Durante el curso 2007-2008, Vic ha recibido 324 nuevos alumnos que se han escolarizado una vez el curso educativo ya había empezado; es decir, el 5,42% de los alumnos que han concluido el curso en Vic no lo habían empezado en septiembre. A esta cifra, se le suma la existencia de 1.636 alumnos con necesidades educativas especiales (NEE), lo que significa el 26,5% de los alumnos de toda la ciudad, y aunque tampoco es correcto atribuir la totalidad de esta cifra a la inmigración, sí es cierto que el abultado resultado no podría explicarse sin este fenómeno.
Una nueva realidad que exige la creación de nuevos mecanismos para garantizar la disposición de instrumentos de integración, que permitan el mantenimiento y la mejora de la calidad de nuestro sistema educativo y que permitan a los educadores disponer de medios para abordar correctamente los retos de la inmigración. En Europa, el siglo XXI no será el siglo en que se luche por la universalización de la educación, es el siglo de la lucha por la calidad del sistema educativo.
Los EBE no pueden ni deben ser leídos como una medida que fomenta la segregación escolar, la marginación por razón de origen o lengua ni como la institucionalización de una enseñanza de primera (centros tradicionales) y una enseñanza de segunda (EBE). Quien lo haga de esta forma caerá en el error y menospreciará los objetivos y los efectos benefactores de la medida. En contra de la segregación se propone la igualdad de oportunidades que otorgará el EBE al alumno recién llegado y a su familia. En contra de la marginación se lucha para la inclusión en completa igualdad de todos los alumnos. En contra de la institucionalización de centros separados se propone la mejora de la calidad de un sistema educativo competitivo y con pretensiones de futuro. El EBE no es un centro educativo, sino un espacio complementario al centro.
En Vic, la inmigración no es un hecho reciente y el planteamiento de soluciones a las dificultades que genera no es un asunto que no se haya abordado. Ya a mediados de la década de 1990 se impulsó el llamado modelo Vic, que pretendía, a grandes trazos, la distribución equitativa de los alumnos con necesidades educativas especiales en todos los centros escolares de la ciudad evitando la concentración de estos estudiantes y el consiguiente peligro de generar la concentración de alumnos con NEE. En estos momentos, el Consistorio trabaja para modernizar y reimpulsar un modelo que, aunque ha tenido algunos efectos colaterales no deseables, ha dado buenos resultados y que ha sido objeto de numerosos estudios y referencias. Vic siempre ha trabajado, y en esta senda nos mantenemos, por la inclusión, la integración y la necesidad de gestionar estas nuevas realidades sin espacio para la demagogia o el politiqueo irresponsable.
Desde nuestra experiencia, el debate generado en torno a los efectos de la inmigración debe ser abordado con el máximo rigor posible evitando caer en medias verdades y simplificaciones que únicamente obstruyen el verdadero debate que, entre todos, nos permitirá encontrar la mejor fórmula para resolver los nuevos retos a los que estamos sometidos.
Josep Burgaya (PSC) es segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Vic.
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