Globalización y justicia social
Quizás sea por mi propensión a ver el aspecto más desfavorable de las cosas, pero, por más que lo intento, no acabo de ver con claridad los efectos positivos de la globalización. Pero si hablamos de los efectos negativos -que ya son evidentes- y aceptamos que la globalización es ya imparable, deberíamos ser capaces de asumir el reto de poner freno a los desmanes de los pescadores de ríos revueltos. Un mundo globalizado no debe ser la excusa para que unos pocos se enriquezcan, de forma inmoral, a costa de pisotear los derechos e intereses de los demás; no debe ser la excusa para que los depredadores que practican el capitalismo neoliberal salvaje devoren las reservas y recursos naturales, y acaben imponiendo con su hegemonía una nueva esclavitud a nivel planetario.
La globalización que debemos promover es aquella que sea capaz de implantar y extender la justicia social hasta el último rincón del orbe; porque sólo así podríamos hablar de un progreso real, pacífico, humano y civilizado.
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