Chapuzón en puerto seco
Vallecas celebra su Batalla Naval en plena alerta por las altas temperaturas
Qué más da que el mar esté a 350 kilómetros. O que los únicos barcos que surcan Vallecas sean de cartón y plástico. Mientras se siga organizando la ya tradicional -van 27 ediciones pidiendo un "puerto de mar"- Batalla Naval, Vallecas podrá alardear de tradición marinera. "Es una reivindicación utópica", explicaba ayer Tomás, de 30 años, bañador, chanclas, gafas y gorro de piscina. "Pero no imposible", le corregía Samuel, de 32, mientras lanzaba chorrazos de agua a discreción con una pistola de colores.
El Ayuntamiento cedió para la fiesta ocho camiones cisterna de agua
Ha habido años de prohibición, años de racaneo de agua por parte de las instituciones y años en que ha habido que comprarla. Pero éste, por fin, "el Ayuntamiento ha estado colaborador", dice José Manuel Rodríguez, vicepresidente de la Cofradía Marinera. Ocho camiones cisterna cedidos por el Consistorio, con más de 80.000 litros de agua en total, empaparon ayer a las 6.000 personas, según cálculos de la organización, que participaron en la batalla.
Mucha agua, pero a Maricruz, de 74 años, y a su hija Maribel, de 50, les seguía pareciendo poca. Maricruz enseñaba su cubo vacío. "No he podido pillar nada. La fiesta está decayendo", sacudía la cabeza. Ni fuentes ni bocas de riego en las que surtirse. Sólo cisternas. "Lo de las bocas era un despilfarro", justifica Rodríguez. A unos metros, decenas de chavales se desgañitaban pidiendo "¡agua, agua!" con los cubos en alto mientras un operario, subido a la cisterna, los llenaba con la manguera. Hubo agua de sobra durante tres horas. Pero Maricruz, que no, que el Ayuntamiento hace poco. Su teoría, revelada a la oreja: "Como Vallecas tiene fama de comunista...".
Tras la paella popular, el pregón -que reivindicaba "la defensa de los servicios públicos, gratuitos y de calidad"- y el pasacalles al que se sumaban lanzando cubos de agua los vecinos desde los balcones, la batalla se instaló en la calle del Payaso Fofó. La "zona húmeda". Entrar y quedar empapado era todo uno. Ni a los que blandían boli y libreta respetaron los marineros. Un cubo hasta arriba por delante y otro por detrás. El autor, partido de la risa, señalaba un cartel: "Si entras, te mojas". Pues eso.
Diana, en biquini, y Eva, con pistola de agua, también pedían bocas de riego. Y piscinas para días calurosos como el de ayer, que marcó más de 35 grados. La Comunidad activó la "alerta de precaución" durante todo el fin de semana en previsión de que las temperaturas pasaran de 36 grados. "Somos muchos habitantes [242.000] y hay pocas piscinas públicas", reivindicaba Eva.
¿Y qué es un puerto sin barcos? Acabado el remojón, Carlos Cancedo, de 32 años, y otros tres amigos bebían calimocho a bordo de sus naves. Las de Astilleros Vallecanos, el nombre de un grupo de colegas -"no somos ni asociación ni nada"- que cada año buscan patrocinadores entre los bares del barrio para pagarse las camisetas y los barcos de madera y cartón. "Hacemos seis en tres días. ¡Ya quisiera el Gobierno que cualquier astillero funcionara igual que nosotros!".
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